70 | Todo a su Lugar

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Pasaron poco más de 2 meses después de todo ese amargo momento. SeoHo, KeonHee, y DongJu habían regresado al mes a su casa, GeonHak y KiWook se habían quedado para el resto de su rehabilitación.

Durante todo ese tiempo, HwanWoong no dijo nada, para ambos seguía siendo el niñero. HwanWoong no quería acelerar las cosas, quería que su pequeño estuviera completamente recuperado antes de que supiera todo.

Bueno, en cuanto al abuelo, no, no murió. La lesión que tuvo el hombre le trajo una consecuencia permanente, no podría volver a caminar. HaRin, SooBin, y YeonJun declararon los hechos, se agregó el delito de intento de secuestro a cinco menores y el uso de armas ilegalmente, la muerte de su esposa y la otra mujer, y algunos negocios sucios que encontraron en su registro. Para él, hubo cadena perpetua. En cuanto a HaRin, le dieron 6 años por justificación de un psiquiatra, quien también lo atendería durante el tiempo que estuviera en prisión.

Ciertamente, esos 2 meses habían sido de gran estrés para YoungJo. Entre los juicios, hacerse cargo de sus hijos, e ir al hospital por los otros dos, hacían que realmente no tuviera tiempo para tomarse un respiro, salvo por las noches, cuando podía dormir un poco y desahogarse con HwanWoong, quien siempre estaba dispuesto a escucharlo.

Aquel día, era un gran día para todos, pues les entregarían los últimos resultados de GeonHak y KiWook.

— Sólo necesito que nos diga que están bien. —dijo, HwanWoong, con impaciencia.

— Dijo que tardaría 5 minutos, ya son cómo 10. —dijo, YoungJo, caminando de un lado para el otro.

— Disculpe la tardanza. —dijo, la doctora, entrando a la oficina.— ¿Están listos para saber?

Ambos afirmaron con emoción, tomando asiento inmediatamente.

La doctora abrió el sobre y empezó a leerlo, manteniendo un semblante serio.

— ¿Qué dice? —preguntó, HwanWoong, sintiendo miedo por aquella expresión.

La doctora bajó la hoja, doblándola nuevamente. No decía nada y eso realmente los estaba preocupando.

— Están bien... ¿Verdad? —preguntó, YoungJo, con una gran preocupación y levantándose de su lugar.

— Señor... No sé cómo decirle esto... —respondió, la doctora, soltando un suspiro.

— ¡¿Qué tienen?! ¡¿Qué sucede?! —gritó, HwanWoong, desesperado y repitiendo la acción de YoungJo.

La doctora ya no aguantó más y empezó a reírse.

YoungJo y HwanWoong la miraban confundidos. ¿Qué le daba tanta risa?

— Señores, sus hijos están mejor que nunca. —dijo con una gran sonrisa.— Lo lograron. Sus hijos lo lograron.

Ambos adultos se abrazaron llenos de alegría y, por fin, soltando un suspiro de alivio en todo ese tiempo.

YoungJo cargó a HwanWoong, dándole una vuelta y, finalmente, plantó un fugaz beso en sus labios.

— Señores, por favor, no coman pan frente a los pobres. —dijo, la doctora, soltando una corta risa.

— Lo siento... Fue... La emoción... —dijo, HwanWoong, con cierta vergüenza.

— No se preocupe, sólo bromeaba. —respondió, la doctora, dándoles una pluma.— Sólo necesito que firmen esto y pueden irse hoy mismo.

— No tengo cómo agradecerle todo lo que hizo. —dijo, YoungJo, tomando la pluma con una enorme sonrisa en el rostro.— De verdad, muchas gracias.

no te acerques a papá. ㅡ youngwoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora