Camilo Alexander Rough
—¿Que qué hago aquí?¿Qué haces tú aquí?
—Si, hija. ¿Por qué no ibas a tu casa? Yo estoy esperando a Joe. Me dejó en tu casa pero no estabas y olvidé el teléfono dentro de la camioneta.
Hope se mordió el labio y fue a abrazar a su papá.
—Milo me invitó porque iba a... mostrarme una cosa.
Entonces él resopló.
—Tengo varios minutos aquí debatiendo con Milo sobre esa cosa. ¿Cómo es posible que estés de acuerdo, Hope? Ni siquiera la conocemos. De verdad. Qué descaro. Yo iba a ir a tu casa, pero ya que estás aquí necesito apoyo. Ayúdame.
Ella frunció el ceño unos segundos. Yo me crucé de brazos. Estaba muy bonita cuando tenía ganas de mentir y decir la verdad al mismo tiempo. Sus ojos azules estaban mirando a su padre sin tratar de intimidarse. Eran dos gotas de agua.
—Mmm... siendo honesta, papá, no sé de qué hablas.
Nikos se exasperó.
—¿Pero cómo que no sabes, Hope? El idiota este anda con novia y de paso le va a dar un anillo. ¿Es que estás de acuerdo?
Hope rio.
—Para que una persona se case debe ser cuestión de decisión propia, papá. Yo no puedo decirle que no lo haga.
Nikos resopló. —¿Quiere decir eso que estás de acuerdo?
—No tengo por qué estarlo. Milo puede hacer con su vida lo que quiera...
Hope dejó su cartera sobre la encimera y se recostó en ella, casi a mi lado.
Entonces Nikos comenzó a caminar de un lado a otro.
—Ni siquiera la conocemos. No entiendo cómo vas a pedirle matrimonio a alguien si no la conocemos. Somos una familia, y las familias conocen a los pretendientes de los integrantes de su familia. ¿Es que estás loco? Camilo, no puedes hacerme esto.
Resoplé con diversión. —¿Hacerte qué? No estoy loco, Nikos. Estoy muy consciente de lo que hago. Ya se las presentaré, pero todo a mi ritmo.
—Un ritmo de mierda, déjame decirte.
Hope se rio. Fue hasta donde estaba su padre y lo besó.
—Cálmate, papi. No es nuestro problema. Si te dijo que va a pedirle matrimonio es porque es alguien que se lo merece. Imagino que debe ser muy, muy hermosa, y comprensiva y que lo adora... ¿verdad, Cam?
Asentí con una sonrisa. Se estaba echando flores.
—Lo es. Es perfecta— respondí. Ella sonrió.
Otro resoplido se escuchó.
—No lo creo. Perfecta es mi esposa. Perfecta son tu hermana y mi hija. Lo creeré hasta que lo vea. — volteó hacia Hope. —Y sobre lo que dijiste, pues ¡esa es otra cosa! Si no veo yo el anillo, que no es que lo he visto, solo vi la caja, este idiota no me hubiese dicho nada. Debe ser hasta feo.
Y Hope abrió los ojos desmesuradamente.
—¿Anillo?— su voz era un susurro entre emocionado y asustado. Mi sorpresa se fue al caño. —Oye, no digas eso. Seguro es bellísimo.
Asentí. —Es algo que iba a...
—Si, mira— Niko caminó hasta la pequeña mesa y tomó la cajita. —Ah, es que tampoco se lo habías dicho a ella. Y dices que es tu mejor amiga. Mejor amiga mis cojones. Qué falta de respeto.
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DOS DE AZÚCAR, POR FAVOR (COMPLETA)
RomanceCamilo Rough se había convertido en un médico de renombre, dejando -si se podía- el apellido más famoso de Estados Unidos en un nivel mucho más alto. Tenía todo lo que un Rough posee por excelencia: El buen físico, la inteligencia y, por sobre todo...