Sam Heughan - Camilo Rough
—Hola...—habló la primera de ellas. Dijo su nombre, pero yo no almaceno cosas innecesarias en mi cabeza. Vi su mano frente a mí. Me habían enseñado a ser educado. Se la di de vuelta y rápidamente se la quité.
—Eres Camilo, ¿no?— asentí.
—Mucho gusto— volvió a hablar. Yo volví a asentir, buscando con la mirada algo que pudiera librarme de tener que entablar conversaciones con gente que no conozco. Por Dios, podía sentir sus miradas por todo mi cuerpo. Me tensé.
No me gustaba la gente que se acercaba a mí con interés. No me gustaban las personas indiscretas. No me gustan las personas que no son mi familia.
—Disculpen— dije. Me iba a ir si o sí. Ya había sido lo suficientemente cortés.
Me di la vuelta, pero un pequeño cuerpo chocó contra el mío. Lo reconocí el segundo después. Mi salvadora. Ahí estaba ella, con un rollo en su cabeza y su rostro enmarcado por los mechones de cabello que le salían. Con un sonrojo perpetuo por el clima y los ojos, aunque un poco traviesos, brillantes y muy azules.
Era mi muñeca.
Iba a rodearla del cuello, pero recordé que estábamos aparentando odiarnos en estos momentos. La miré con curiosidad, se suponía que no debía estar cerca.
—Lo siento. Tiene problemas de comunicación— la escuché decir. No me volteó a mirar por más que yo si mantuve mi mirada en ella y la dejé llevarme hacia otro lado.
Terminamos en la habitación del hotel.
—Gracias— le dije.
Asintió. —Tú cara era un poema.
Tendí mi mano y esperé a que la tomara para acercarla a mí. Sentía su temperatura, tibia, saludable. Su mano se posó en la parte de atrás del brazo que la rodeaba y la mantenía en su lugar. En el bíceps.
—¿Has pensado en el día en el que haremos todo, Cam?
Hope se separó de mí para poder verme y asentí.
—Me gustaría que fuese cerca de navidad.
Ella se emocionó. —¡Amo esa fecha, Camilo! Podría ser en navidad. ¿Podemos?
Le sonreí. Aparte uno de sus cabellos.
—Cuando tú quieras.
Aplaudió. —Faltan 5 días. No tenemos nada más que la ilusión. Tenemos que movernos muy rápido si queremos que sea decente, ¿no crees?
Ladeé mi cabeza. —Con la ilusión nos basta y nos sobra— le sonreí. —Tía Amanda nos va a ayudar con esos detalles. Le envié un mensaje, así que tiene que estar por llegar.
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DOS DE AZÚCAR, POR FAVOR (COMPLETA)
RomantizmCamilo Rough se había convertido en un médico de renombre, dejando -si se podía- el apellido más famoso de Estados Unidos en un nivel mucho más alto. Tenía todo lo que un Rough posee por excelencia: El buen físico, la inteligencia y, por sobre todo...