Capítulo 24: Las lecciones en cuestión

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Si no acostumbras a leer escenas con contenido explícito en este tipo de artes, salta el capítulo. Cumplo con avisar y evitar cualquier malentendido.

Canciones que escuché mientras escribía :
Beach House - Kranium
Toxic - Kranium
Vaticano - Jerry Di
Shorty - Jerry Di
Verano en Paris - Jerry Di
This morning - Kranium
Éxtasis - Pablo Alborán
In charge - Kranium
In my bed - Rotimi
Last Night - Kranium
Pirata - Antonio José y Jerry Di
Feel me - The Avengers
Dream girl - Raw Alejandro
2/Catorce - Raw Alejandro
Turn Down the lights - Kranium
Gold - Kranium






Canciones que escuché mientras escribía : Beach House - Kranium Toxic - Kranium Vaticano - Jerry DiShorty - Jerry Di Verano en Paris - Jerry Di This morning - Kranium Éxtasis - Pablo Alborán In charge - KraniumIn my bed - Rotimi Last Night - Krani...

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Hope Elizabeth Rough

Las manos de Camilo, usualmente delicadas y preciosas, me tomaron de la cintura de una forma más... determinante. Sentía la presión sin ser fuerte, sin rozar el dolor pero definitivamente firmes. Sentí como una corriente subía por mi espina.

Lo escuché suspirar fuerte y sentí su aliento en mi cuello. Me ericé. Dejó un beso húmedo sobre esa sección de mi piel. Tenía los ojos cerrados. Escuché cómo abría la llave de la ducha. El agua caliente empezó a meterse entre nuestros cuerpos.

Sus manos se abrieron y recorrieron de forma muy lenta el contorno de mis caderas y. sorprendiéndome, me dio la vuelta. Ahí sus manos perdieron la suavidad.

—Lo siento— me dijo. Sonreí.

—No me quejé.

Mordió mi hombro. —No me disculpaba por eso.

Voltee un poco mi rostro para verlo de reojo. —¿Entonces?

Volvió a besar mi hombro. Su beso sonaba.

—Me disculpo por lo que voy a hacer.

Me estremecí.

Uf.

Me empujó hasta que me apoyé con mis manos en la pared y mis brazos se presionaron para detener mi cuerpo. Pronto sentí su pecho pegado a mi espalda. El agua mojándonos. Sus caderas presionadas en mi espalda baja. Una de sus manos metiéndose entre mi cabello y cerrándose en un puño.

Siseé y el precio inhalarlo.

Presionó más su cuerpo contra el mío. Su mano libre y abierta iba acariciando mi abdomen y bajaba de forma peligrosa. Se deslizaba entre mi cuerpo con maestría. Bendito Camilo.

Tiró un poco hacia atrás y mi cuello quedó expuesto.

—Te amo— susurró casi de forma inaudible pero tan cerca de mi oído que se sintió como un secreto, como algo tácito entre nosotros. Y después de esa declaración, su mano comenzó a moverse. Sus labios se movían como si recitarán oraciones sobre mi piel. Y suspiraba, tragándose los sonidos que yo dejaba escapar de mi boca.

DOS DE AZÚCAR, POR FAVOR  (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora