Capitulo 1: When a Mounsmith got a doppio

12K 826 272
                                    

Hope Elizabeth Mounsmith

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hope Elizabeth Mounsmith

Terminé de poner el último postre que había hecho durante la filmación de hoy para que hicieran las últimas tomas y planos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Terminé de poner el último postre que había hecho durante la filmación de hoy para que hicieran las últimas tomas y planos. Me limpié las manos y me quité el delantal que había usado para el programa de hoy. Íbamos súper bien. Teníamos pregrabados más de 8 episodios del nuevo programa de cocina que estrenaría dentro de poco. Mi tío, Tobías, me sonrió desde atrás. Le devolví el gesto y usando el mismo código de comunicación, le hice saber que me iba. Quería ayudar a mi padre con el nuevo menú y los postres en Reads Café.

Conduje con prisa pero con buena música de fondo. Llegué a las 10.

—Hola, tío Jake— me acerqué y dejé un beso en su mejilla. Me saludó y me señaló la barra. Podía ver a mi padre desde aquí. Sonreí.

—Voy a ayudar— me avisé cuando estuve ahí.

Se volteó y me sonrió. Vino hasta mí y me abrazó.

—Pero tú deberías estar trabajando, cariño— me miró con ojos divertidos.

—Estuvimos grabando muy temprano. Acabamos de terminar. Tío Tobías tiene todo controlado. Ahora vine a controlar aquí — reí.

Resopló. —Tú dices que controlas pero yo soy el papá de los helados— reímos junto a los ayudantes que, aunque no estaban hablando, participaban siempre en nuestros debates.

Me puse un delantal y me puse manos a la obra. Teníamos tres postres nuevos en el menú: Un tiramisú versionado con chocolate, postre de galleta, manzana y helado y, por último, un pie de manzanas con dejes leves de alcohol.

Vertí el nitrógeno líquido para comenzar a batir el helado y comencé a servirlo en las primeras órdenes que salían, con ayuda de los chicos.

Este ambiente me gustaba demasiado.

Había crecido así, entre dulces, café y libros. Mi papá, por muy exitoso que fuera con los distintos cafés que ahora rodeaban el país, nunca dejaba de trabajar en ellos. Lo llenaba como pocas cosas lo hacían y, aunque no siempre pudiera estar en todos al mismo tiempo, siempre encontraba tiempo para trabajar como lo hacía antes de volverse una persona ocupada.

DOS DE AZÚCAR, POR FAVOR  (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora