NOTA IMPORTANTE:
Investigué mucho (según yo) para escribir esta parte de la historia. No soy médico ni experta en temas de la salud, por lo que no he escrito mucho contenido de medicina hasta ahora, sin embargo, me parece que tenía que ser explicita llegados a este punto porque la demanda tiene que tener una base y un peso importante.
Igualmente, no voy a detallar nada. Primero, porque no quiero escribir sobre cosas que no manejo a la perfección y dos, porque tampoco es que necesitamos demasiada información o mucha profundidad para entender lo que es realmente importante.
El contenido está inspirado en información de Google y de testimonios de casos reales (el diagnóstico, no la demanda).
Disfruten. Jijiji.
Camilo Alexander Rough
Sentía los ojos de Hope supervisando mi rostro, yendo de aquí para allá en búsqueda de algún signo que reflejara malestar/dolor/molestia. Estaba preocupada y podía sentirlo. Más sentía yo el ponerla en esta situación, pero poco podía hacer.
—¿Estás bien?— preguntó poniendo sus manos en mi rostro.
—Sí, no te preocupes. Ven, vamos a comer.
La tomé de la mano y, besándola, me senté con ella en la mesa que tenia dispuesta en ese espacio.
—¿Quieres una bebida? Tengo una pequeña nevera por aquí — la señalé.
—No. Yo compré con el almuerzo.
Asentí.
—¿Están aquí desde muy temprano?— pregunté. Ella asintió comenzando a comer.
—Hemos estado en tu oficina desde que saliste de la casa. Apenas me dejaron ir por la comida. En el café están pendientes de lo que está pasando y mi tío Tobías está encargándose de la prensa. Esto es...
Suspiré —Sí. Es complicado.
Comimos rápido. Necesitábamos el tiempo para a hablar. En todo ese tiempo mantuve mi mano en su pierna tratando de tranquilizarla. Tenerla conmigo estaba siendo un apoyo increíble. Viéndolo así, mi mañana pudo haber sido distinta.
—Vamos a ver a los demás. Deben estar esperando como locos.
Asentí. Entrelacé mi mano con la de ella y nos dirigimos hacia mi consultorio.
—¿Eres consciente de que tú y yo vamos a hablar luego, no?
Volví a asentir. —Lo sé.
Hope abrió la puerta y pasó primero. Mi padre tenía la mano sobre la cíen y la pierna cruzada sobre la otra, con mi madre al lado tomándole la mano. Mía estaba al teléfono frente a la ventana y los Mounsmith se encontraban juntos en otro de los muebles.
Todos se levantaron al mismo tiempo, pero la primera en llegar hasta mí fue Mía, que de pronto había tirado su teléfono.
—Hermano— susurró. Besé su frente.
—Estoy bien, no te preocupes.
Se separó de mí y me dio un pequeño golpe en el pecho. —¡Eres un egoísta! No te imaginas lo que se pasa aquí solos.
—Me quedé sin batería, Mía.
—¿Y para qué coño sirve el cargador?
—Hija...— habló mi mamá. —Déjalo. Queremos saber qué pasó.
Mi madre me abrazó y luego lo hizo Anna.
Míos me señaló. —Dime que todo está bien.
Asentí. —De verdad, esto tiene solución. Eso es lo primero que deben saber.
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DOS DE AZÚCAR, POR FAVOR (COMPLETA)
RomanceCamilo Rough se había convertido en un médico de renombre, dejando -si se podía- el apellido más famoso de Estados Unidos en un nivel mucho más alto. Tenía todo lo que un Rough posee por excelencia: El buen físico, la inteligencia y, por sobre todo...