iv.

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Amor, relajación y un libro.

Siempre he amado los viernes, amo todo respecto a ellos, los Black Fridays en las tiendas, la canción Friday de Rebecca Black e incluso un restaurante con el mismo nombre.

Pero lo que más me encanta de este día es que al terminar las clases, cuando salgo casi corriendo, cuando sé que por fin puedo hacer lo que quiera, al final de todo encontrarme con Marshall, con la puerta de la limusina abierta para dirigirme al aeropuerto y de allí a la casa de Jack. Marshall es su guardaespaldas y es un amor completo. Le gusta cocinar y a veces viene a visitar a su sobrina que vive aquí mismo.

No me importaba el hecho de que las demás me vieran con cara de envidia, tampoco que susurraran cosas feas de mi al verme subir a la limusina, la verdad no me importaba ni un poquito. Como sea, ver a mis padres y no a Marshall me sorprendió más de lo debido.

—Hola papá.—Besé su mejilla con nerviosismo, ¿Le habrá pasado algo malo a Jack?, repito el gesto con mi madre, parecen preocupados, aclaro mi garganta.

—Hola Jade, sube al coche.—Obedezco, no tardo mucho en entender de que algo malo esta pasando, mis manos sudan y las maldigo internamente, segundos después ellos también entran. En el camino todo es silencio, rezo por que no se desvíen hacia la casa, no lo hacen, siguen hasta el aeropuerto.

—¿Cómo te fue hoy?—Preguntó mi madre. Trato de encontrar algo bueno del dia, mi búsqueda es nula, le sonrio.

—Me ha ido bien—Vuelve el silencio, me armo de valor en preguntar.— ¿Y Marshall?—Ellos se quedan mirando, tragan ruidosamente.

—No lo sabemos, Jack nos ha dicho que pasarámos a por ti—Fruncí el ceño.—dijo que quería hablarnos sobre algo ¿Sabes a que se refiere?—Mentiría si dijera que no he pensado en la propuesta de Jack en toda la semana, a decir verdad es lo único en lo que pienso, aun así no estoy preparada para contárselos a mis padres, es algo que les pegaría en el corazón... se darían cuenta de que ya son viejos.

Niego rápidamente, odio la insistencia de Jack y reconozco que es algo que voy a reprender cuando llegue a su casa. Mi madre no se queda satisfecha.

—Bueno Jade, estoy segura de que si estas enterada de que no nacimos ayer.—Tragué fuerte, ellos siguen pensando hasta que después de un tiempo mamá vuelve a tomar la iniciativa, respira un poco antes de hablar— Jade, ¿estas embarazada?
No sé si alguna vez me había reído tanto como ahora.

Reí.

Mi madre se enfadó.

Mi padre igual.

Pararon el coche.

Me asusté.

—No, no mama, ¡no estoy embarazada!—Sigue con su ceño fruncido, se ha girado incluso en una rotación perfecta en su asiento y así puedo apreciar su furia.—Puedo hacerme una prueba ahora mismo si eso te satisface.

Dos, tres , cuatro coches nos pasan de largo haciendo gestos y palabras obscenas por detener el tránsito, estoy que muero de la vergüenza pero me atrevo a desafiar la idea que mi mama tiene sobre mi.

—Está bien, te creo.—Mi papa la mira sorprendido, jamás había cedido ante una discusión familiar, sé que la conversación no acabo aquí, el coche va en marcha, arreglo mi equipaje y llegamos al aeropuerto.

Mataré a Gilinsky.

Rejected. | Jack Gilinsky |Where stories live. Discover now