vi.

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Me despierto a la siguiente mañana, sola. Disfruto de mi soledad y doy vueltas por toda la inmensa y comodísima cama, es uno de mis lugares favoritos en la casa, y no solo porque el olor de Jack este tan impregnado en todas las almohadas. Es que el sol entra por la ventana superior y puedo disfrutar de el como una idiota. No me quiero ir nunca. Estoy feliz además por la noche bestial de ayer, pero no puedo evitar estar más que triste por no tenerlo aquí a mi lado.

El cansacio me carcome, pero aun así me lavo la cara, los dientes, cepillo mi cabello y busco algo de ropa normal. Suspiro, tratar de ser guapa no es lo mío, quiero estar a la altura de Jack pero mi cara no tiene ningún remedio. Me enfocó en la ventana y miro hacia la piscina, no hay ninguna señal de vida humana allí.

Bajo las escaleras, escalón a escalón, estar tanto tiempo en la habitación me hace recordar y recoradar, estoy demasiado acalorada por lo de anoche.

—Hola.—Eco, eso es lo único que escucho.

Busco en todas las habitaciones y después de media hora me resigno a que soy la única aquí, agarro mis deportivas, me los pongo y voy a dar una vuelta por toda la casa. Es un lugar muy bonito y caluroso, al mi alrededor encuentro mansiones de miedo, modernas y algunas con un toque original, aunque la única que me gusta de toda la calle es la de Jack. Las puertas, las ventanas y la textura española como dice mi amiga Sydney me vuelven LOCA.

Camino y camino, incluso camino tanto que se me cansan los tobillos y no puedo continuar, al final me decido por sentarme en un banco en frente de un colegio para niños ricos. Comparo el edificio con el de mi colegio y encuentro muchísimas diferencias. Aunque las caretas y los pelos de estos niños tampoco me animan, uno en particular se me acerca y con la nariz arrugada pregunta.

—¿Tía? —sus ojitos son azules y no me puedo evitar la ternura, estoy a punto de tomar sus mofletes s y acunarlos uno a uno cuando una mujer escandalizada se acerca y enojada se lo lleva lejos. Amargada, me dan ganas de levantarme y aclararle de que no soy una enferma pero mis ánimos son nulos y mi dignidad muy alta. Así que con los pies arrastrados subo la cuesta, saludo a Mark el vigilante y vuelvo a casa para encontrarme con la sorpresa de que vuelvo a estar sola.

La tripa me suena, comienzo a hacerme un bol de cereales, lo devoro al minuto. No hay nada bueno en la tele, cuando veo el reloj son las 4 de la tarde, llamo muy enfadada a Jack. Él contesta al tercer pitido.

—¿Cariño?

—La misma —contestó enfadada, ¿y a este imbecil que le pasa?—llevo dos semanas sin verte !DOS SEMANAS! Vengo cansada, viajo todos los viernes solo para verte y tú, TU EL QUE ME DEBERIA DE ESTAR MIMANDO ,¡ESTA EN OTRA PARTE HACIENDO A SABER QUE!¡TE QUIERO AQUÍ MISMO JACK, AHORA!

Lo escucho reír bajito, se me ablanda el corazón.

—Bebé, estas en altavoz dale gracias a dios de que no hay nadie aquí...

—¿Y dónde estas? –susurro.

—En una gasolinera, los chicos están comprando algo de comer para ver tu película favorita, te hemos echado mucho de menos morenita.

Como hechaba de menos sus detalles...

—Venid rápido y con cuidado, no creas que no he visto esos reportajes donde dicen ''Habilidades automovilísticas'' aceleras a más de 80 y yo te mato.

—De acuerdo jefa, ¿algo mas?

—No, nada.

Segundos después me doy cuenta de que no le he dicho que le quiero, me quiero arrancar los pelos de lo mandona que he sido pero, oye el niño se lo merecía. Le marco al móvil de nuevo. El contesta con su vocecita feliz que tanto me encanta,no evito sonreir y rozarme los dedos con los labios.

—Si, dime.

—Te quiero idiota.—No lo veo, pero se de que esta sonriendo, como yo.

—Y yo a ti, más que a mi vida.

Los 'Uhhh' cariñosos se escuchan en el fondo.

Rejected. | Jack Gilinsky |Where stories live. Discover now