Capítulo 4.

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—Está bien, tenemos que hablar.

Entramos a su camerino, soy incapaz de compararlo con el mío.
Las paredes eran doradas, las cómodas tenían espejos y alrededor de ellas había bonitas bombillas, su vestuario era variado y en la mesa de comida muchos dulces esperaban a ser comidos.

—¿Quieres uno? —Pregunta siendo simpático, niego con la cabeza, el frunce el ceño y se ríe de mí.—Así que no vas a hablar, bueno, está bien, tu papel aquí es escuchar.

Niego de nuevo.

—Pareces una niña pequeña Jade, siempre pensé que eras mas madura.

Me dieron ganas de enfrentarlo, de decirle que no era una niña y que en dado caso el inmaduro era él, pero no quería hablarle, la verdad ni quería estar aquí, solo me encantaba el hecho de que ahora mismo Ellen se estaba muriendo de la duda acerca de que hacía yo aquí con él.

—Tienes que saber que no he dejado de amarte en ningún momento.—Se acerca, coge mi barbilla y la alza hacia su cara, me besa, me besa, me besa, me quiero dejar llevar.
El beso se convierte en una sonrisa sin dejar mis labios; maldito psicópata.

—¿Qué crees que estás haciendo?—Aparto mi cuerpo acalambrado de su lado, me he sentido tan débil últimamente y sin querer dejo escapar lágrimas que son completamente innecesarias para la situación.

—¿Por que lloras?—Su preocupación fue muy genuina, apretó los puños.- Lo olvidaba.

—¿Que olvidabas?—Aparto mis lágrimas y lo observo atentamente.

—Olvidaba que tú y yo ya no somos más nada—Ríe con tristeza—puedes sentarte si quieres.- Señala el sillón negro cuero con determinación.

—No quiero.

—¿Me tienes miedo?

—Sí.—Respondo sin querer.—Además me tengo que ir, Ed estará preocupado supongo y seguro Ellen se está preguntando ahora mismo por ti.

Camino lentamente hacia la puerta, fue extraño querer que él fuera detrás de mi porque yo solo tenía unas malditas ganas de matarlo. Antes de irme Ellen entro con elegancia y la cabeza alta; su vestido representaba al Amazonas. Un escote abierto que caía en una falda larga y sin volumen, estaba espectacular. No se porqué no me fui en ese mismo momento, no se porqué en vez de huir de allí me giré para mirarlos.

Quedaban perfectos juntos, yo tenía que igualar la belleza de Jack con mucho esfuerzo, mi torpeza y su superioridad nunca fueron compatibles, pero ellos, ellos concordaban hasta en la altura, en la sensación que emanaban cuando entraban a alguna habitación, no quería engañarme pero tampoco quería sufrir.

—Amor—Lo llama ella, Jack no le pone atención, no; el solo tiene ojos para mí en este momento.—te estuve buscando por todas partes.—Se acerca y lo besa con ferocidad. Es mi momento de salir.

—¡Jade!—Ed me coge del brazo, dejo de ver el escenario.

—¿Que pasa?

—Sales dentro de una hora.



Rejected. | Jack Gilinsky |Where stories live. Discover now