Rejected. | Jack Gilinsky |

xiii.

—Ed dijo que le contestaras lo más pronto posible, los preparativos para tu disco tienen que ejecutarse rápido.—Asiento con la cabeza, la idea de ser famosa, cantante y cumplir mi sueño siempre se asomaba en mi cabeza.

—¿Ya sabes cuál va a ser tu primera canción?—Sonrió, claro que lo sé. Antes de concocer a Jack me limitaba a ler o que decian de él,  Jack cuando entro en su edad de madurez se volvió algo rudo y en mi opinion extremadamente sexy, se rumoraban mierda con la droga, sus peleas en clubs y las cosas que solo hacía con modelos; é tenía sus secretos y todos se estaban descubriendo, muchos se fueron y otros tuvieron que aceptarlo así. El caso es que me reconforte escribiendo una canción preciosa sobre cómo me hacía sentir su cambio de actitud. La primera canción que escribí, la primera canción que cantare.

—La tengo muy planeada—Contesto orgullosa—el ritmo y la modulación de mi voz, incluso tengo preparada ya la ropa que utilizare ese mismo día.—Su risa es tierna.

—Creo que así fue como yo lo tome por primera vez también—se detiene frente a un semáforo y se vuelve para mirarme—aun tengo guardada la camiseta roja que utilice ese día.

—Eres un tierno Gililnsky—Aprieto su mano y la beso. Estamos por llegar a mi casa cuando me doy cuenta de que mis padre no tienen idea de donde he estado. Mi madre me va a matar, mi papa me va a matar, hasta mi hermano me va a matar; mierda.

—¿Qué hace una patrulla frente a tu casa?—pregunta Marshall, está en la parte trasera comiendo una manzana mientras ve atónito a la policía.

—¿Alex no estará en el tráfico de drogas?—Riendose Jack se estaciona cerca de mi casa.

—No. esto tiene que ver conmigo—Descarto su bromita para cuando tenga tiempo.

—¿Tu vendes drogas?—Me giro y le miro, idiota.

—¿Me estas vacilando?, apaga ese motor y acompañame a la entrada para compartir la culpa como un buen novio.

—Si, señora.—Apaga el coche y sale disparado, camina con su propio estilo girando a ver por todos lados para asegurarse de que los periodistas no estén, llega a mi lado y abre la puerta ofreciéndome la mano.—no te tienes que preocupar, no creo que eso de la policía sea grave.-No le respondo, es obvio que es grave, caminamos hasta la puerta. Se escucha una discusión adentro, mierda. Jack toca el timbre mirandome de reojo, todo se pone en silencio, incluso la curiosidad de Marshall le ha atacado ya que se encuentra detrás de nosotros.

—Marshall mátame—Susurro con miedo, los tacones de mi madre se escuchan acercándose, cada vez más cerca. Jack aprieta mi mano, se le ha vuelto costumbre. La puerta suena y de pronto se abre.

—¡Jade!—Mi madrea abraza con fueza mi cuerpo, me mete en la casa, todos me saludan con cariño y alivio. Alex los aleja a todos y me alza al cielo con euforia, todos incluyendo a los policías están felices. Esta es la primera vez que sentí la urgente necesidad de que el mundo se detuviera hasta que yo pudiera comprender lo que estaba sucediendo, una mujer rubia con traje deja su taza de café en la mesa pronunciando cosas que no logro entender, se va tranquila meneando su cola de caballo. Cuando todos se tranquilizan me siento tranquila en preguntar lo que está pasando.

—Pensamos que te había secuestrado una mafia —Dice mama sin dejar de sonreír..

—Pero bueno, ya estas aquí—Puntualiza mi padre levantándose del sofá.—ya es tarde y es hora de dormir—Su actitud es rara y espontánea, frunzo el ceño, son más de las once de la noche y francamente también me muero del sueño, me levanto junto a él.

—No, por favor señor y señora Wallace se podrían quedar un rato más—La voz de Jack, grave y serie atraviesa la sala, tiemblo de nervios, ya se lo que les va a decir—Jade y yo necesitamos comentarles sobre algo muy importante.

—Bueno.—Mi padre se vuelve a sentar dejando todas las miradas en mí. Alex se levanta risueño mirandome, se despide de todos y al hacerlo conmigo se toca el vientre murmurando cosas sobre embarazos y bebes, me abstengo de sacarle el dedo de en medio.

—Yo también me voy—Marshall estrecha la mano con mis padres.—nos vemos en el coche Jack. Cuando nos encontramos los cuatro solos me quiero morir del miedo.

—Por favor dinos que ella de verdad no está embarazada—Jack se rie, mucho.

—¿Qué? no, ella no—Jack toma mi mano que reposaba en mi pierna.—estamos aquí para pedirles algo, algo muy importante.

—Si dinos, cariño—Mis padres lo miran con interés, los ojos de ellos se mueven de su cara a la mia, ruego por no estar colorada ni que mi miedo se demuestre tanto, si esto no funcionaba se me iría a caer la cara de vergüenza. Jack aclara su voz, aprieta, de nuevo, mi mano.

-¿Podrian dejar a Jade vivir en mi casa?