xvii.

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Todos los invitados caminan de un lado a otro buscando el lugar indicado para presenciar la boda, veo a Jack desde la ventana, lo miro con tal concentración que pienso en perderme imaginariamente con su estilo casual y formal a la vez. Él mira con admiración cada decoración del patio. El jardín de la casa de Julia está perfecto, hay flores blancas y los arboles tienen luces blancas. Jack juega con los nietos más pequeños y se funde en conversaciones un tanto vergonzosas con mis abuelos. Se en lo que está pensando; juntos nos conectamos , en el momento en que me ve ni siquiera me avergüenzo, nos sonreí­mos y mandamos cariñitos por medio de señas, lo he extrañado tanto, lo extraño incluso cuando estamos juntos. Es una sensación extraña si me lo preguntas.

—No me has dicho por que la boda ha sido sin tan poca anticipación.—Me giro y miro a mi tía, está preciosa con su vestido largo y blanco, parece una princesa con su pelo castaño y en ondas, sus ojos verdes y su piel canela, su sonrisa resplandece, esta verdaderamente guapa, pero ni siquiera eso me llama la atención, sus manos es lo que me alarman. Esta de perfil frente al espejo, sonriendo, tocando su tripa, haciendo cí­rculos manualemente,no, no, no.

—Jade, escúchame, si Jack te pidiera matrimo...—Dejo de escucharla en ese mismo momento. Un bebe en mi familia será un desastre, yo soy la pequeña aquí­, yo soy la consentida. Además todo ser­á descoordinado, llantos, pañales sucios, un libro de nombres para bebes en la estantería de Julia , muchos vestiditos de colores, demasiado desastroso. Estoy a punto de preguntarle, de verdad, abro mi boca y no sale más que un aire cálido de ella, de pronto tocan la puerta, la cara de mama sale de un pequeño hueco, sus ojos se alumbran.

—¡Estás preciosa Julia!—Se abalanza a ella, cojo la cámara y hago una fotografí­a de ese especial momento. No puedo evitar sonreí­r y reí­r ante la expresión de incomodidad de esa loca.

—Gracias, ahora por favor ¿podrías llamar a mama?

—Ella y los invitados os están esperando—Mi madre me mira, sus ojos se vuelven a alumbrar, coloco las manos frente a mi antes de que me caiga encima—Jade, mi vida, estas guapisima.

—Gracias mamá, tú también lo estás—Sus mejillas blancas y pecosas se vuelven de un color rojo.

—Vale, vale—Julia desesperada se mira de nuevo en el espejo mirando con cuidado cada detalle.

—Agh, estas preciosa, vamos, es hora de irnos—Cuando toco su mano me percato de que tiembla con una brutalidad casi espantosa, la calmo con chistes y anécdotas, estamos frente a las puertas su actitud vuelve a ser la misma, se la encargo a mi abuelo para poder ponerme en mi posición.

La música clásica de las boda empieza a sonar, mis nervios se acumulan, mis piernas tiemblan, respiro y sonríe a la vez, entonces salgo al corredor, los ojos están puestos en mí, sonríe aún más, busco con los ojos a Jack hasta que lo localizo en la primera fila con un asiento guardado para mí­.

Verlo me tranquiliza, luego llego al final otra música más formal se escucha, entonces Julia junto al abuelo entran con demasiada emoción, me voy a mi lugar, Jack agarra mi mano.

—Lo has hecho muy bien.—Me premia besándome.

—No me mientas , casi me caigo en la mitad...

—Pues para mí, fuiste la más mejor.

—Para mí­ tu siempre serás el mejor.

La boda termino a las tres de la madrugada, mis padres decidieron dormir en un hotel ya que no podrán conducir después de tantas copas, Alex duerme en la casa de los abuelos lo que significa, y muy a mi favor, dormir con Jack y despertarme con él, y poder admirarlo en toda su simpleza.

—Estoy muerta.—Me acerco hasta la cama de la maravillosa suite presidencial, cierro los ojos y deseo desaparecer, verme en el espejo seria como ver a un muerto, no le veo pero sé que sonríe.

—Tienes que quitarte el vestido para dormir más cómoda.—Doy vueltas en la cama hasta poder verlo directamente. Se quita la corbata negra, la chaqueta ya está tirada en la silla cerca del baño, tiene una media sonrisa encantadora.

—Ese es tu trabajo hombre de acero—Le provoco una mirada debajo de mis pestañas—quitarme la ropa.—Termino susurrando. Sus ojos se oscurecen, el ambiente se vuelve provocativo y todo con mi intención, al ver que no toma la iniciativa comienzo a subir el ruedo del vestido hasta medio muslo.

—Morenita, ¿qué me estás haciendo?—Gatea por toda la inmensa cama hasta llegar a mi altura.

—¿Yo? Nada...

—Cierto, ¿qué te estoy haciendo yo a ti?

—De todo...—No logro controlarlo, nos amamos cada vez más, con locura, con pasión, él y yo, y nadie más. Dormimos, con las piernas entrelazadas, la luz de las estrellas y la luna lo alumbran, guardo la imagen de su pasibilidad en mi cabeza, por un momento me encantarí­a saber dibujar pero lo único que me queda es guardarlo en un pensamiento que pronto se borrara. Por la mañana logro desaparecer sin que él lo note, el sonido de su móvil ha logrado despertarme. Me acerco a la mesa del comedor donde está, lo toco, deslizo la pantalla, el aparato me lleva hasta su buzón de mensajes, con curiosidad investigo algunas cosas. Hasta que llego al que ha sido recientemente recibido.

Ellen:Te hecho de menos, ¿volverás pronto?

Rejected. | Jack Gilinsky |Where stories live. Discover now