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Antes de irme le aseguro a mi mama de que soy virgen. Una pequeña mentira piadosa. El viaje me lo he pasado de maravilla. La azafata nueva es un amor total, chistosa y hace bien su trabajo de servir bebidas, se llama Cara Roselvault, en todo el camino me ha contado sobre su vida en Francia y lo feliz que esta al trabajar para el jet de Jack, me limitó a asentir, reír y contestar con monosílabos, ella de verdad habla mucho, aun así me cae bien.

Por fin he visto a Marshall, el sueño se me ha cumplido, está parado en la misma pista con un coche polarizado esperándome, me muerdo los cachetes para no gritar.

Con la mirada me pide disculpas, lo perdono al instante.

Para cuando estamos frente a la casa de Jack me despido con un beso de Marshall y entro corriendo. Casi me caigo con todas esas escaleras que tiene pero no le pongo importancia, sigo con mi camino.

—¡JACK!—Sus ojos brillan cuando me ve, me sostiene cuando me abalanzo a él, los dos reímos como tontos.

—Te he echado de menos morenita.—Nos besamos, no puedo creer que he pasado tanto sin probar sus labios.

Salto al suelo, tomo las maletas que Marshall ha dejado a nuestros pies, Jack me las quita con cuidado de las manos.

—Ya las llevo yo.—Siento que estoy en un sueño, subimos juntos hasta nuestra habitación, me recuerda que no he comido nada en casi todo el dia.

—Tienes que comer Jade, no quiero que te enfermes. —Su preocupación me enternece, beso su cuello.

—No importa, ahora solo tengo hambre de ti.—Susurro cerca su oreja, siento como tiembla, genial. Al escuchar esto deja todo en el suelo y se acerca peligrosamente a mí, sus manos recorren todo mi cuerpo.

Me besa.

Me siente.

Lo siento.

Lo quiero.

Nuestra burbuja de lujuria es intensa, mi piernas rodean su cuerpo, estamos unidos, siempre quiero estar así con él. Sus ojos desbordan excitación, nuestras respiraciones se acoplan en una sola, calor.

No me doy cuenta que de pronto estoy acostada y medio desnuda, él me come con la mirada.

Nuestra coordinación no es perfecta, él va por un lado y yo por otro, sus besos me fascinan, su aliento me llena, me siento cohibida, entonces empiezan los gemidos y las palabras de amor.

Empezamos a funcionar como uno solo. 

Una y otra vez Jack me penetra y yo me abro para el.

Nuestros jadeos aumentan de intensidad y, juntos, Llegamos al punto. Cae sobre mí, adoro su peso, adoro su olor. Lo adoro a el. Y solo a el.

Durante varios segundos lo siento sobre mí.

Me besa el cuello mientras murmura.

—Pequeña, soy tuyo y tu eres mia. No dudes nunca de mi. Estoy enamorado de ti.

Rejected. | Jack Gilinsky |Where stories live. Discover now