Capítulo 13.

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Eran las 3:15 de la madrugada cuando desperté desorientada en la habitación de Jack, su brazo arropaba mi cintura y su profundo aliento en mi cuello. Lo podía sentir tan cerca y a la vez tan lejos, había escuchado tantas veces esa frase y nunca lo había comprendido tan a fondo. Mi piel empezó a arder, mi estómago se contrajo y sin querer hacerlo, salí de mi zona de confort.

Jack se quejó entre sueños, jadeo fuerte volteándose y quedando completamente rígido, quise llenarle de besos por todo el cuerpo, quise acariciar su mandíbula.

Con la luz de la luna de madrugada pude ver los cambios en el cuarto, habían tantos detalles, como los nuevos sillones en la mini sala, tenían una forma más sencilla con su talle a cuero y elegancia, una mesa en el centro de cristal, la alfombra se sentía muy cosquillosa bajo mis desnudos pies, las paredes tenían un color neutro amarillo muy bonito, todo era diferente y sin poder evitarlo me pregunte si todo era por remordimiento ¿Jack estaba tan arrepentido como para recrear un escenario diferente para no tener que recordar?

Poniéndome las botas de nuevo concluí con que así era.

Me despedí de Jack con una última mirada confusa, caminando por el pasillo hasta la salida supe que esto era lo correcto, nadie tenía que saber de mi encuentro nocturno con él, mi hermano estaría decepcionado, Ed confundido, nuestros fans saldrían al ataque y sin importar que, los medios me comerían viva, además, no tenía sentido siquiera perdonarlo si todavía no sabía el estado actual de su ''no-relación'' con Ellen.

Todo era tan ridículo.

—¿Le apetece que la lleve a algún lugar?—Hugo, el guardaespaldas de Jack apareció de la cocina comiendo una manzana.

—¿No es muy temprano para trabajar?

—Nunca si tiene a Jack como jefe—Me responde.—¿Quiere que la lleve a su casa? –Repite.

Haciendome una coleta respondo ''si'' con un asentimiento de cabeza.

No hay nadie afuera de la casa, ningún vecino curioso o paparazzi necesitado de noticia, caminando más confiada termino recostada en los asientos traseros de la Range Rover, la música de la radio es un completo asco.

—Él la ha extrañado mucho señorita.—Me dice Hugo, frunzo el ceño.

—No me digas señorita Hugo, mi nombre es Jade.

—Está bien, la próxima vez lo tendré en cuenta.

En silencio asiento tratando de contenerme. 

—Así que me ha extrañado.—Murmuro conmovida esperando a que continúe.

—No creo que sea bueno hablar de esto, solo se lo quería decir... a veces el señor Gilinsky no sabe actuar bajo sus propios sentimientos.

Me paso al asiento de en frente emocionada, quería saber si el también sufría como yo lo hacía.

—¿Por qué no quieres hablar de él Hugo?

—No es adecuado.

—¿Adecuado?

—Él es mi jefe—Me explica cautelosamente, como si hablara con una tonta—no es mi amigo Jade, así que mejor tomemos el silencio como una práctica necesidad ahora, ¿le parece bien?

—¿Me estás diciendo que me calle?—Pregunto indiferente.

—Sí.

Con dolor de cabeza le doy la razón sin soltar ninguna mueca, sólo hablo para darle la dirección del apartamento y después acerco la barbilla a mis rodillas. Cuando llegamos a la entrada de el edificio salgo sin vacilar del carro.

Rejected. | Jack Gilinsky |Where stories live. Discover now