Rejected. | Jack Gilinsky |

Capítulo 11.

Mire por trigésima vez en dos minutos a la zona VIP donde se suponía estaría Jack. Además de tener mis cinco sentidos activos, sabía que el olor era a alcohol, mi sonido era de música eléctrónica, el tacto eran mis rodillas que no se animaban a ser separadas y en el gusto solo tenía un sabor horrendo parecido al vomito.

Johnson estaba por allí y  parecía ser el único igualado a mis problemas, el sabía que Jack en cualquier momento se acercaría, los demás solo se habían encogido de hombros.

—Son unos traidores. —Él murmuro.

Asentí observando como Cameron trataba de ligarse a una rubia con el pecho muy subido, llevaba un vestido pegadísimo y le sonreía como una colegiala encaprichada aunque era obvio que tenía más edad.

Ahora había alcohol y cigarros en el olor.

Me sentía enferma, no me gustaba sentir a la gente bailando tan cerca, rozando sus partes y teniendo una cara de infinito placer. Odiaba a ese tipo de gente que abusaba de celebraciones como estas; por lo tanto odiaba a Jack Gilinsky.

''Seguro por eso te engaño'' me grita el subconsciente y por fin puedo ver con algo de claridad, seguro la tal Ellen era su compañera de baile, de tragos, además de cama. Lo habían de compartir todo, las cervezas, los cigarros, los orgasmos y tal vez algunos de esos bailes que tanto detesto.

Tenía el ceño fruncido, no podía saber porque Jack se había excedido a ese punto, si el me lo hubiera pedido yo se lo habría dado todo.

—Un año –suspire- un año engañándome.

Lo mire todo, no despegue la mirada de cualquier detalle.

Jack me dice algo sobre el ruido del lugar pero me es imposible escucharlo.

—¿Crees que ya se ha ido?—Pregunto—Ya es demasiado tarde de todos modos, estoy segura de que ya no está aquí.

5 segundos le toma responder, lo sé porque he contado del 1 al 10 desde que hemos llegado.

—Él no se iría de una fiesta tan pronto Jade, no si sabes que estas aquí.

Aprieto los labios en una línea recta.

—¿Segura que no quieres ir a bailar?

—No, pero ve tú, no te quiero arruinar la noche.

—Está bien—Me sonríe y mira hacia la pelirroja que no deja de seducirlo con la mirada—creo que hoy es mi noche de suerte.

Se aleja moviendo las piernas en una danza seductora, la pelirroja deja de lado su trago y sin dejar de ver a sus ojos descruza las piernas en una silenciosa invitación. Mi piel se pone de gallina.

Repulsión, asco y un poco de deseo.

Cuanto desearía que Jack no me hubiera hecho nada, cuanto desearía estar corta de orgullo, cuanto desearía poder perdonarle.

Pero perdonarlo sería un error.

Un error que estaba más que ansiosa de cometer.

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Jack la había visto entrar, la había visto sentada en uno de los sillones de la esquina, no habría otra cosa en ese lugar que le quitara su total adoración hacia la mujer que siempre iba a querer.

Se sentía estúpido, lleno de impotencia en todo el cuerpo, quería besarla tanto.

Tomo otro trago de su helada cerveza tratando de controlarse.

¿Cuántas veces se dijo de que nada como aquello sucedería? Estaba tan seguro de vivir dos vidas sin darse cuenta de que ahora respirar no era ni siquiera lo mismo sin ella.