✘ ESTEBAN ✘ © [SVD#1.5]

25 🦇 Ataque entre monstruos

“Para acabar a un monstruo,
aveces es necesario otro monstruo”

                       🦇 E S T E B A N 🦇
Regresar a ese lugar donde pertenecemos, volver estar aquí. El mismo lugar que pasé mí niñez, donde creci hasta que nos expulsaron. Estar de nuevo aquí frente al Castillo bajo esta condición, solo me provoca irritación, nostalgia tal vez.

Siendo sincero, jamás me gustó este lugar. Un escondite de seres inmortales, habitado por miles de nuestra especie. Sin los despreciables mortales tener conciencia de este lugar. Sin a la vista de ellos.

Para mí, una jaula más.

En mi está la libertad, vivir de nuevo aquí no esta en mis planes y mucho menos bajo reglas absurdas, acatando órdenes de nuestro Rey.

Suficiente tengo con mí progenitor que se encarga de hacer mi eternidad más complicada y lo peor es que sin ella... Será difícil.

¿Vale la pena seguir luchando?

Frente al Castillo, ese antiguo y enorme lugar infestado de vampiros sin querer entrar. A un lado de mi se encuentra mi padre, ninguno dispuesto a dar el primer paso y con sinceridad admito que esa valentía se ido al carajo apenas llegamos.

En cuanto se fue Black, nos pusimos en marcha. Kilómetros y kilómetros de distancia para estar aquí.

Allá dentro me espera mi juicio. Culminar mi eternidad y aceptar mi castigo.

No estoy preparado.

—Vamos a entrar hijo.

Casi escucho su voz a la lejanía. Perdido en mis pensamientos, recuerdo que me traen este sitio.

—Esteban

Reacciono y volteo a verlo. Jonathan me hace un ademán con la cabeza.

—Sonara de débiles pero no quiero entrar.

—A estás alturas no puedes rendirte.

Gruño y regreso la vista al frente.

—Hace rato estaba muy seguro de venir y aceptar mi castigo. —lamo mis colmillos— pero ahora no estoy seguro.

—Hijo no puedes evadir lo inevitable. Es una orden que debemos aceptar.

—Una orden. —repito—. Mi eternidad se basa en eso, solo órdenes, seguir reglas. Ser una marioneta más —hago una corta pausa— ¿hasta cuándo seré libre? Serás tu, la Corte, todos joden mí existencia.

Con Nohemí era más libre.

—Esteban no es así, sí lo hago es porque...

—Solo hay que entrar. —lo interrumpo con brusquedad— y acabar esto de una vez por todas.

Decidido avanzo hasta la entrada del Castillo. Una extensa puerta metálica, antigua vigilada por guardias de nuestra especie.

Logro escuchar perfectamente los pasos de mí padre detrás de mí sin mencionar nada. Lo agradezco. Suficiente tengo con todo esto y lo ocurrido hace poco tiempo.