Parte 27. Mi primera borrachera.

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''¿A caso puede alguien ser feliz sin ser libre?'' -Bella.

No había pegado un ojo en toda la noche, todas las palabras de Thomas resonaban una y otra vez en mi cabeza, me sentía...

Ya ni siquiera sé como me siento.

Con todo lo que sucedió también me di cuenta de lo poco que nos conocemos y que tan vez no hay tanta confianza como creía. Él creyó que yo de verdad estaba considerando la propuesta de Klaus y yo creí que él de verdad me entregaría a un tipo solo por beneficio propio y para su clan, cuando esa ni siquiera fue una opción. Según él yo le pertenezco, soy suya, estoy marcada y nadie puede decir lo contrario... Según él.
Mi cabeza estaba por explotar, aunque por suerte Bera me había dejado un té de tilo para relajarme.

Me la había pasado toda la tarde en el ordenador y con el móvil. No había visto a Aiden ni a Thomas en toda la tarde lo cual era extraño, pero me puse a pensar que era lo mejor, no tenia cara para enfrentar a Beist, cuando desperté vi a Bera recoger los cristales rotos de su habitación y su cama estaba intacta, o sea que no había dormido aquí. Ni siquiera me pregunté donde había pasado la noche porque era obvio. Con Freya.

Un mensaje llegó al móvil de trabajo y rodee los ojos al ver el nombre.

SexyAiden

Tienes el día libre, Thomas y yo viajaremos a Oslo. En realidad puedes trabajar desde casa, estaremos fuera unos días, te avisaré si necesitamos algo. Descansa de los entrenamientos y de el temperamento de Beist, oh y no hagas tontearías, Ganske

Suspiré. Al menos no me cruzaría a Thomas hoy, no sabia como iba a enfrentar lo que sucedió anoche.

Quería estar en casa, tal vez pasar tiempo con mamá, no tenia ánimos. Estabas descastada tanto física como mentalmente, las discusiones con Thomas y las emociones confusas que tenia en la cabeza solamente servían para agotarme.

Le agradecí a Arvid cuando bajé del coche y entré a casa, la cual estaba a oscuras y en completo silencio. 

—¿Mamá? —encendí la luz de la sala y todo estaba en orden— ¿Erica?

Un post it estaba pegado en el refrigerador así que lo cogí y vi que era su letra:

''Salí a cenar con Gabriel ¿Puedes creerlo? Me ha invitado él, antes de que pienses que fue un acto de mi desespero. Te dejé pollo frito en el horno. Te amo, mamá.''

Un golpe en la puerta me hizo sobresaltar. Caminé hacia ella y al abrir Carlota y Rosie entraron sin siquiera preguntar, aunque de todas formas no me importó.

—¿Puedes creer que ahora seremos hermanas? —dice Rosie tirandose en el sofá— Nuestros padres han salido a cenar, mi padre lo ha planeado por días, estaba tan pesado, joder.

—¡Yes, señor Hernández! Al menos alguien follará esta noche. —chilla Carly arrugando la nariz.

—Joder, que asco. —gruñe Rosie.

Reí y caminé hacia el refrigerador a buscar algunas latas de Coca-Cola para darle una a cada una.

—¿Coca-Cola? —pregunta Carly cuando coge la lata— ¡Necesito alcohol! ¿Tienes Ron?

—Ya sabemos qué sucedió la ultima vez que bebiste, Carlota. —se queja Rosie abriendo la lata y no pude evitar pensar en la noche de la fogata y a Thomas amenazando con arrancarme los pezones. Debería ser un recuerdo traumático, pero por alguna razón ya no lo es, solo es uno de los tantos recuerdos que tengo con Thomas.

La marca de Beist.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora