Parte 45. El trono.

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''¡Eres la cosa más salvaje y hermosa que he visto! Nadie te merece...'' -Gastón

Tomé una fuerte respiración otra vez y me acerqué a él que extendió su mano tomando la mía para después besar mis nudillos con delicadeza, yo solo lo seguí con la mirada mientras me guiaba a que me siente a su lado.

—Supongo que tienes muchas preguntas, Prinzessin. —habla.

—¿Por qué me llamas así? —obviamente no sabia qué demonios significaba.

—Prinzessin significa princesa, reina en alemán, Em. —solamente asentí— Que es lo que eres. —abrió sus manos como apreciándome y solamente apreté mis labios en una línea fina. 

—¿Por qué has hecho todo esto? ¿Por qué me has mentido? —solté de una vez— ¿Esto tiene que ver con tu padre? ¿Sé están vengando porque no quise trabajar con él?

Gunther soltó una risa ronca mientras tomaba una de mis manos y la envolvía entre las suyas, gesto que me hizo estremecer pero intenté evitarlo, tenia que ser inteligente y no mostrarle miedo, no hasta no saber qué quiere de mi.

—Mi padre me habló de ti luego de que volví de mi viaje y me fascinaste al instante —explicó—, todos hablaban de la hermosa Ganske, la criatura que fascinó a todos en el baile de la mafia. 

No dije nada solamente lo miré para que continuara.

—Pero mi padre me advirtió que le pertenecías a Beist. —tragué saliva al recordar lo que había pasado en ese viaje a Alemania— Pero yo no soy una persona que se cruza de brazos fácilmente.

—¿Y por eso decidiste mentirme?

—Vamos Emily, no me hubieses aceptado si te decía quien era de verdad, además de que le irías con el cuento a Breivik. Primero tenia que lograr que confíes en mi.

—¿Con una mentira?

—Una pequeña mentira —me sonrió acariciando mi mejilla con su dedo índice—. Pero necesaria.

—¿Cómo es que Thomas nunca te reconoció?

Eso era lo que más intrigada me tenia, si él conocía a su padre bastante bien no entiendo cómo es que Thomas nunca supo que Johan era en realidad Gunther Herzog. Ahora que lo veo en persona es demasiado evidente lo familiar, ambos son rubios de ojos azules con esos rasgos alemanes bien marcados, aunque en realidad físicamente no se parecen tanto solo por esos simples hechos. Seguramente es parecido más a su madre que a Klaus.

—Breivik nunca me vio en persona, solo conocía a mi padre pero yo siempre me he ocupado de los negocios fuera del país. —explicó aclarando mi gran duda, a lo que solo asentí— Volviendo a la mentira —sigue mientras juega con un mechón de mi cabello—, tenia que hacerlo porque era la única forma de tenerte, Em.

—¿Quién dice que me tienes, Gunther?

—Solo lo dices porque aún sigues enamorada de Breivik. —palidecí ¿Tanto se me notaba?— Pero eso puede cambiar, princesa mía.

—¿Thomas sabe que estoy aquí?

Una pizca de esperanza me invadió pensando que él podría rescatarme si sabia la verdad y dónde estaba, aunque ni yo sabia donde cojones me encontraba. ¿Aún seguíamos en Hidden Woods? O mejor dicho ¿Aún seguimos en el país? 

—Sabe que estás conmigo, sí. —mis ojos se iluminaron al instante— Pero no sabe exactamente donde, reina mía. 

La esperanza decayó al momento mismo. Thomas no iba a poder encontrarme quizá jamás.

La marca de Beist.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora