Parte 32. Malditas mariposas.

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''No nos gusta lo que no entendemos, de hecho, nos asusta, y este monstruo es misterioso, al menos...'' -La Bella y la Bestia

Toqué mi tatuaje con la yema de mis dedos y sonreí sin querer frente al espejo de mi habitación.
¿Y esa sonrisa, Em? Joder. Ni siquiera yo sé que me está pasando con Thomas...

No es amor, definitivamente no es amor. No sé ni yo qué cojones es el amor, nunca lo he sentido, nunca he sabido lo que es pertenecer a alguien en un buen sentido, todos los chicos con los que he salido han sido unos tontos y sinceramente creí haberme enamorado de Luca, el tio con el que perdí mi virginidad pero me di cuenta de que no. Esto que siento por Thomas es distinto a todo eso y me confunde muchísimo.

—¿Lista, Em? —la voz de Carly me hizo sobresaltar.

Ella y Rosie me convencieron de ir a Helvete esta noche, he estado todos estos días en la mansión de las tinieblas, no sé, quería sentirme cerca de Thomas y saber eso me ha aterrado muchísimo así que decidí que lo mejor era distraerme con mis amigas.

Acomodé mi vestido de lentejuelas y peiné un poco mi pelo con los dedos para después asentirle a Carly y salir con ella. Mi madre estaba preparando la cena con Gabriel en la cocina, sí, han estado saliendo mucho y la verdad me hace muy feliz. Gabriel es un buen hombre y se nota que se gustan mutuamente bastante.

—¡Adiós, papá! —grita Rosie antes de salir— ¡Adiós, señora Andersen!

—¡Cuídense niñas, no beban demasiado!

Nos subimos al Uber y comenzamos a cantar la canción que sonaba en la radio mientras el chofer nos miraba como si estuviésemos ebrias. No, aún no.

—Cómo está, ya sabes quien... —habla Rosie dándose vuelta.

—Pues, Aiden me ha dicho que ha vuelto a ser el mismo, o sea que debe estar perfectamente. —me encojo de hombros evitando la estúpida sonrisa de felicidad por recordar que al fin se ha recuperado. Qué ironía ¿No? Hace algunas semanas atrás quizá hubiese preferido matarlo con mis propias manos y ahora me alegro de que esté bien.

—¿Quién es Aiden? —pregunta curiosamente Carly.

—Es su mano derecha.

—¿Está follable? 

—¡Carlota! —chilla su amiga mirando al chofer— ¿Tú no has hablado con él? —me mira ceñuda.

—No. —bajo mi cabeza. Desde el ''incidente'' con Johan no hemos hablado ya que después fue su accidente y bueno... No he tenido el valor de llamarlo a él.

De hecho sí he vuelto a salir con Johan, me había insistido tanto que acepté, además de que quería distraerme porque los días oscuros en la mansión y el saber que Thomas no despertaba me habían puesto fatal. No me arrepiento, Johan es un chico muy guapo y tenemos muchas cosas en común pero...

—¿Vas a presentarme a Aiden? —habló Carly.

—Carlota, basta con eso. —gruñó Rosie.

—¿Cuál es tu problema? —rodó sus ojos azules mientras el chofer estacionaba frente a Helvete.

Pagamos, bajamos y esperamos en la fila para pasar, hasta que uno de los hombres de la entrada se nos acercó.

—Señorita Ganske, usted y sus amigas pueden pasar. —era el mismo grandullón que estuvo la primera vez que vine y no entendía cómo me conocía o cómo sabia mi apodo.

A mis amigas se les cayó la mandíbula pero no me dejaron responder ya que ambas tiraron de mi brazo para entrar mientras algunas personas se quejaban.

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