Parte 23. La puta ama.

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—Hoy practicarás tiro conmigo y con Jacob. —me informa Aiden mientras descansábamos en el piso del gimnasio. Mi cuerpo me estaba pasando factura por los tacones y el no haber dormido, prefiero omitir la parte del sexo con satanás— Si quieres saber, Thoma... —lo interrumpo.

—No, no quiero saber. —me incorporo sin mirar a Aiden, no tengo ganas de explicaciones tontas de por qué no quiso enseñarme hoy, ya sabia por qué— Iré a darme una ducha, los espero en el bosque.

Me fui sin decir otra palabra y, aprovechando que el psicópata de Thomas no estaba me duché en su baño y me vestí con la ropa de ayer, aunque por suerte Bera la había lavado. 

No iba a deprimirme por las estupideces de Thomas, hoy tenia mucho trabajo, ya tenia mensajes de algunos de los dueños de clubes y tenia que ponerme al día con eso después de entrenar, cosa que aun encontraba sin sentido pero Aiden insistía mucho y me daba curiosidad conocer a Jacob. Tomé el equipo de música sin decirle a nadie y con la ayuda de el grandullón que me llevó la otra vez, que por cierto ahora sé que se llama Aleksi, llevamos el equipo inalámbrico al bosque, lo cual Jacob y Aiden me miraron extrañados.

—Hoy vamos a ponerle color a la matanza. —sonrío apuntando con el control al equipo de música. 

—Ganske, no mataremos a nadie. —ríe Aiden.

—Vale, mataremos algunos cartones, es lo mismo. —me di vuelta sonriéndole a los dos hombres que tenia en frente y comencé a bailar como demente.

—¿Podemos comenzar? —rueda los ojos Jacob.

—¿Siempre es así? —le pregunto a Aiden— Aun no olvido que me has secuestrado.

—Aun no olvido que por tu culpa el jefe me regañó. —achina sus ojos oscuros y me apunta con el dedo.

—¡Vale! —levanto ambas manos— Estamos a mano, será mejor que seas un buen maestro.

—Claro que lo soy, nadie maneja esta belleza como yo. —dice levantando la ametralladora que usé la otra vez y casi asesino medio bosque. 

—Ella y yo no nos llevamos bien. —me aparto.

—Pues ahora será tu mejor amiga. —responde mientras Aiden rueda los ojos.

—Prefiero a Betty. —ambos me miran extraños y saco mi Glock de la cintura, la levanto y ellos comienzan a reír— ¿Qué?

—¿Betty? —pregunta Aiden dejando de reír— Que nombre patético.

—Patético es que le ponga nombre a la pistola. —dice Jacob.

—¡Oh, cierren la boca! ¿Vas a enseñarme o no? —me acerco al moreno que aun sostenía la metralleta en su mano como si no pesara. 

—Tómala. —guardo a Betty otra vez en la cintura y tomo la cosa esa enorme. Vale, sonó mal pero me refería al arma.— Sostenla con fuerza Ganske, es pesada pero tienes que mantenerla firme si no quieres fallar —me explica y me indica cómo tengo que cogerla— Apunta e intenta que no te tire ¿Vale?

Asentí no muy convencida y le apunté a la piedra enorme que habían puesto a unos metros de mi y cuando comencé a disparar tuve que poner un pie detrás mío para que la fuerza no me arrojara al suelo y le volara la cabeza a todos. Pude mantenerme y la roca se rompió rápidamente ante todas las balas que salían, y joder que me sentí de maravilla. 

—¡Oh, por Dios! —chillé emocionada y miré a los dos hombres que levantaban sus pulgares aprobando— ¡Me siento la puta ama! Tú te llamarás La Gran Bertha

—Joder. —oigo a Jacob.

Después de eso practicamos tiro con Betty, el objetivo de hoy eran los reflejos y usar el Krav Maga para evitar que me desarmen. Practiqué con Jacob, aunque me arrojó al piso más veces de las que pude contar cuando por fin logré que el callera me sentí de maravilla y tuve que saltar sobre Aiden para festejar.

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