Miré mi reloj, eran las 6:55, Arvid seguramente estaría aquí en unos minutos para llevarme a la mansión de las tinieblas. Odié tanto a Aiden por hacerme levantar a esta hora, mi madre por suerte aún dormía, le dejé una nota diciéndole que saldría a correr y luego iría a trabajar.
Me miré al espejo y acomodé mi cola de caballo una vez más hasta que escuché la bocina de Arvid. Bajé y lo saludé al subir.
—Señorita Emily, el señor Aiden me pidió que tomara esto. —me pasó una botella con un liquido verde, al abrirla y olerla casi vomito— Dijo que le hará bien antes de entrenar.
—Vomitar me hará.
Bebí un poco y por suerte sabia mejor de lo que olía. Al llegar la mansión de las tinieblas ya me había bebido casi toda la botella cuando Aiden me recibió en la entrada con su equipo deportivo y su típica sonrisilla que hace que quiera asesinarlo aun más por hacerme beber vomito y levantarme tan temprano.
—¿Lista para convertirte en un arma letal?
—¿No estás exagerando? —ruedo los ojos cuando ambos entramos.
—Ganske, entrenarás con el mejor, claro que no exagero. —pero me di cuenta que no me estaba llevando al jardín o al bosque y me pregunté a donde coño íbamos.
—¿No me ibas a enseñar a usar el arma? —pregunté al darme cuenta que eso no pasaría. Por los pasillos de la enorme mansión me llevó hacia dos puertas de cristal donde dentro se veía un gran gimnasio.
—Eso lo hará Thomas luego, yo me encargaré de que aprendas a defenderte con la fuerza, tratarás con hombres, Ganske. —se acerca al equipo de música— Debes aprender a no solo usar tu belleza sino también tu fuerza física.
—¿No crees que esto es demasiado? Solo soy una secretaria, no debo tratar con nadie. —¿O si?
Él colocó la música y no me miró: —Solo es precaución, ya te lo he dicho.
Empezamos a calentar haciéndome correr treinta minutos en la cinta, después siguieron los la serie de abdominales, plancha, burpees, pull ups, flexiones y squarts hasta que mi cuerpo comenzó a pasarme factura de los años en los que no he hecho ejercicio. Una vez que el ejercicio estaba hecho y mi cuerpo acabado llegó la hora de los ejercicios de defensa personal.
Me enseñó distintas tácticas de Krav Maga me enseñó, primero, a estar alerta de todo lo que ocurre a mi alrededor y después, a escapar de la situación y a defenderme con todo tipo de técnicas a manos vacías: puñetazos, golpes a mano abierta, codazos, rodillazos, pisotones, patadas, mordiscos, cabezazos, luxaciones, barridos, lanzamientos y estrangulaciones. Cuando nos dimos cuenta ya se nos había pasado más de tres horas entrenando y mi cuerpo pedía comida, agua y descanso.
—Bien hecho, Ganske. —me dijo Aiden tirado a mi lado en la colchoneta— Nunca he visto a nadie que resistiera tanto.
—¿De verdad? —pregunté entre jadeos.
—No, en realidad solo intento motivarte. —comencé a reír, él estaba perfectamente mientras que yo tenia el cabello pegado a la cara, la coleta hecha un desastre y mi ropa mojada por el sudor— Seguiremos mañana a la misma hora.
—¿Qué? —casi escupo un pulmón.
—En tres horas no aprenderás a defenderte, niña. —se levanta— Ahora ve a ducharte que apestas.
—Púdrete, Aiden. —le levanté mi dedo del medio.
—Eres una llorona. —rodó los ojos— A las doce Thomas te espera en el bosque para enseñarte tiro, así que dúchate y come algo que hoy no está de humor.
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La marca de Beist.
RomanceEmily siempre se mantuvo fuerte ante los obstáculos de su vida, y creyó que podía tener paz en ese nuevo pueblo, algo oscuro y extraño, donde empezaría de cero junto con su madre. Aunque no notó que de cerca la acechaba un demonio, una bestia o, así...