14_ Ven conmigo

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El tiempo iba pasando y dos hechos muy importantes iban a suceder, uno que era inevitable por ser algo de la familia real y otro que podía evitar, pero que realmente a ella no le afectaría en nada.

-Padre, necesito pedirle un favor.- dijo Sofía, sentada en un sofá de la oficina de su padre, acomodando unos papeles.

El hombre, que estaba caminando en círculos, leyendo unos papeles, se detuvo y la miró con amabilidad.

-Lo que sea para mi hija favorita.- exclamó el hombre.

No sabía en que momento pasó, pero su hija le brindaba ayuda con la administración y vaya que hacía un buen trabajo, aunque claro, ahora el dinero ya no era un problema.

-Quiero que nos mudemos al reino vecino.- exclamó la chica, de manera tranquila.

El hombre borró su sonrisa y la miró con confusión.

-¿C-cómo? ¿Por qué?
Ahora, gracias a Ella, somos la familia de nobles más poderosa.- dijo el padre de la muchacha, sentándose en otro sofá.

Luego de que Ella lastimase por accidente a Sofía, estuvo fuera con unos hombres por unos días y al volver, le reveló que encontró un tesoro, dandoselo todo a ellos, como muestra de agradecimiento y como disculpas por lastimar a Sofía.

No era lo suficiente para igualar a la familia real, pero si lo suficiente para ser los nobles más ricos de un día para el otro.

-Los nobles de aquí no me quieren y no buscó estar en conflicto con nadie.- dijo la chica, con cierta tristeza.

Era momento de hacer el papel de una pobre víctima, para que su padre le dé lo que quiere.

-Sofía, no digas tonterías, nadie se atrevería a no quererte.- dijo el hombre, de manera amable.

La cicatriz que tenía su hija en la mejilla era llamativa, pero éso no impedía que sea una de las más bellas jóvenes del reino, y para él, como padre, su hija es y siempre será la más hermosa de todas.

-No quería que padre vea esto, pero...

Sacando una carta que estaba ocultando, Sofía se la extendió a su padre.

El hombre, algo confundido, agarró la carta y se puso a leerla.

"Sofía Luna, sé que te falta disciplina y que tu rostro está arruinado por ésa horrible cicatriz, pero yo, tercer hijo de la familia Díaz, Federico Díaz, ofrezco una propuesta de matrimonio que beneficiará a ambos, ya que mi familia es muy poderosa y ahora la suya tiene muchos recursos.
Espero su afirmación lo antes posible."

El contenido de la carta fue leído por el hombre, quien la rompió, dándose cuanta la muchacha que la había terminado de leer.

-Ésa sólo fue una carta, pero son muchas más las que e recibido.- aclaró, con honestidad.

Era tentador ir a ver a cada uno de ésos hijos de nobles y enseñarles algo llamado educación a la fuerza, pero no les haría nada, después de todo, para ésos frágiles niños, no recibir respuesta alguna ya era doloroso.

-Todos... todos ésos nobles me las pagarán.- susurro Francisco, rompiendo la carta una y otra vez, hasta ya no poder más.

No dejaría que ésos nobles que no siquiera saben como tratar a una dama, se salgan con la suya.

Contratar pirómanos para que quemen todo lo de valor para ésos peces gordos no era mala idea.

-Padre, no quiero éso, la venganza no es buena, la venganza nunca sirve de nada, sólo genera algo de satisfacción, pero nada más.
Quiero que nos mudemos al reino vecino, al menos el tiempo suficiente hasta que todos de aquí dejen de mirar a nuestra fortuna y ya no me molesten.- dijo la de ojos grises, intentando contener la risa.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora