2_ De vestido a pantalones

2.1K 251 32
                                    

Francisco Luna, ex soldado del reino, amigo cercano del rey y viudo ya desde hace tres años.

La muerte de su mujer fue lo peor que le pudo haber pasado, fue un sentimiento desgarrador que parecía que lo seguiría por el resto de su vida, deseando su propia muerte, pero no lo hizo, ya que a pesar de perder a la mujer que tanto amaba, el fruto de su amor, seguía vivo, su preciada hija que cuidaría con su misma vida, su hija consentida y algo malcriada a quien nunca le negaba nada, hasta ahora.

-¿Qué quieres practicar esgrima?
¡¿Qué clase de tonterías dices?!
Éso no es para niñas, vete a jugar con tus muñecas.- dijo el hombre, con cansancio.

¿Qué clase de broma tonta era ésa?

La pequeña de ojos grises que estaba sentada en el escritorio, del lado opuesto de su padre, lucía completamente tranquila a pesar de recibir un "no" por primera vez.

En el futuro, iba a aprender esgrima y su propio padre le enseñaría, pero para éso faltan muchos años y muchos acontecimientos que tiene planeando evitar, significando que su padre nunca le enseñaría esgrima.

Su destreza con la espada era buena, pero podía ser mejor para poder hacerle frente a todos ésos tontos niños bonitos en el futuro.

-Pero padre...

Antes de que pueda seguir hablando, el hombre golpeó con la palma de su mano, su escritorio.

-Esta conversación se terminó, Sofía.- dijo el de cabello castaño, con seriedad.

La niña, sin mostrar miedo o enojó, se puso de pie y se retiró sin decir ninguna palabra, sintiendo el hombre éso como una daga a su corazón.

¿Por qué no se enojó e hizo una rabieta?

Esperaba éso, pero verla ser tan indiferente, lo herían.

¿Será el inicio de la edad rebelde a tan temprana edad?

Criar sólo a una hija, era un trabajo más complicado del que se hubiese imaginado.

-¿Desde cuándo me llama padre?- se preguntó el hombre, dolido.

¿Dónde quedaron el "papá" o "papi"?

Era algo vergonzoso ser llamado así, pero también era reconfortante el saber que su hija sólo tenía ojos para él.

Ojos para él... genial, ahora parece uno de ésos raros padres que no quiere que su hija se enamoré jamás y siempre vea a su padre como el mejor de todos.

-Disculpe señor, ¿necesita algo?

El hombre, salió de sus pensamiento para ver a una joven sirvienta de cabello negro, ojos verdes y bastante bonita, parada en la entrada.

-Lara, ¿tu también crees que el esgrima no es algo para niñas?- preguntó Francisco, en busca de una opinión externa.

Él sólo pensaba como padre, así que sería bueno tener la opinión de alguien más y más de uno mujer que entendería mejor a su preciada hija.

-¿Por qué no?
Es bueno que una mujer se sepa defender ella misma, ¿no cree?- dijo Lara, sin pensarlo mucho.

Ella misma, no sabía ningún estilo para el combate, pero se sabía defender si era necesario.

-Si Marta estuviese viva, seguro se opondría.- exclamó el hombre mientras miraba hacía arriba y llevaba sus manos a su cabeza.

Su amada le hacía tanta falta aún ahora.

Si tan sólo hubiese sido lo suficientemente rápido para protegerla aquel día de ésos bandidos que los atacaron.

El hombre, sintió dolor al recordar como un bandido acabó con la vida de su mujer, quien no sabía defenderse y dio un suspiro profundo.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora