23_ A guardar silencio

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Sofía estaba en su habitación, mirando por la ventana la oscura y tranquila noche.

Ésa casa estaba llena de recuerdos con su difunto padre, pero no solo éso, ésa casa es en donde ella vivió tantas cosas lamentables en su anterior vida.

Alan, cuando eran prometidos en ésa vez, no pensaba dos veces para llevar a cuantas mujeres se le plazca y hacer lo suyo con ellas, mientras que ella sólo se encerraba en una habitación, se cubría los oídos y fingía que nada estaba sucediendo.
En ésa casa fue atrapada y lastimada por los soldados de Alan, en ésa casa vio como varios empleados en quienes confiaba le robaban pero ella fingia no saberlo por no querer quedarse sola, en ésa casa vio al hijo que Lara no tendría, crecer, viéndolo como a un hermanito... un hermanito al que tuvo que apuñalar a filo de espada por orden de Alan quien quería ver si le era "leal", vio como Lara, a pesar de odiarla con toda su alma, se siguió quedando a su lado, por no tener otro lugar a donde ir, en ésa casa estaba viviendo nuevamente mientras cambiaba la historia y recordaba todas las atrocidades que vivió e hizo.

-Vaya vida más miserable que tuviste.

La chica, oyó una voz y volteó para ver a Iván, parado en la entrada con cara de cansancio.

Sin paciencia hacía la falta de educación de ése hombre, fruncio el ceño.

-¿No sabe qué es muy mala educación pasar a la habitación de alguien sin llamar, sobretodo de...

-Si, si, como sea, no me podría importar menos; recuerda que en nuestro primer encuentro no quedó nada de ti para intentar imaginarmelo.- exclamó el pelirrojo, con molestia.

La primera vez que vio a su "jefa", fue estando ella sin nada puesto, un poco mayor y no mostró importarle en aquel entonces, por lo que no entendía porqué ella quería ésa cosa a la que los humanos llaman privacidad.

-¿Qué necesita?- preguntó Sofía, queriendo acabar lo más rápido con ése encuentro.

Desconocía lo que en verdad era Iván y de sus capacidades, pero no le podía tener confianza por más que él le haya dado ésa segunda oportunidad.

-La sirvienta ésa de nombre raro está ocupada, así que me mandó a ver sí ya te sentías mejor ya que la fiesta de ése tonto palacio ya empezó... aunque, todos sabemos que no te sientes mal y sólo no quieres ir.- dijo Iván, mirando de pies a cabeza a la muchacha.

Supuestamente, tenía un gran dolor de cabeza por lo que no iría a la fiesta para celebrar la victoria que tuvieron, pero nadie se lo tomó enserio, sabían que sólo mentía para no ir.

-No, todavía me duele la pan...

-Cabeza.- corrigió el pelirrojo.

-Todavía me duele la cabeza.- respondió Sofía, llevando una mano a su frente y colocando cara de dolor.

Iván, al ver lo bien que fingía, sintió hasta algo de escalofríos.

¿Cómo es que una humana podía fingir tan bien?

-Entonces me retiro al haber oído éso y por cierto...

El hombre que se había dado media vuelta para irse, volteó levemente su rostro y fruncio el ceño.

-Mis semejantes son unos aburridos; si tu objetivo es evitar tu trágico fin, el de ellos es que de alguna manera mueras el mismo día y hora que la vez anterior, antes de ser posible, así que no bajes la guardia que no quiero estar aburrido otra vez, esperando a que aparezca alguien con una vida y mente tan interesante como la tuya.- dijo Iván para irse, dejando la puerta abierta.

Sofía sólo funcío el ceño mientras veía a ése hombre alejarse.

Estaba muy al tanto que todos los cambios que estaba haciendo, no eran del agradó del destino o lo que sea, ya que en el tiempo que estuvo en el campo de batalla, su vida corrió riesgo más de lo que debería.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora