26_ Huir

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Sofía estaba caminado por el extenso jardín de su casa, con la mirada firme hacía adelante, de manera elegante, disfrutando la tranquila noche, hasta que sintió un ruido y fruncio el ceño.

-No es prudente ingresar a mi propiedad sin invitación.- exclamó mientras se daba media vuelta con el ceño fruncido, lista para enfrentar cualquier amenaza.

La chica, se sorprendió al ver a Edith, con su ropa algo desarreglada y su cabello despeinado.

-Majestad, ¿qué hace aquí a estás horas?- preguntó, algo curiosa por la visita de su amigo.

El hombre, no respondió, se acercó a ella de manera algo temblante, siendo notado por la chica.

Sofía, vio como Edith se acercaba más y más a ella, levantando su mano, haciendo que él la choque con su rostro.

-No sé que pretende, pero nuestra relación no es así, así que le pido que se retire por las buenas, porque no me contendre en usar la fuerza sólo por ser usted el rey y estar ebrio.- exclamó la de ojos grises, con su ceño fruncido, algo enojada para luego empujar al próximo rey, quien cayó sentado en el césped.

Sea príncipe, anciano, sacerdote, rey o lo que sea, si intenta pasarse con ella, no tendría delicadeza ni le importaría el respeto.

-No... no estoy ebrio.- dijo Edith, llevando una mano a su frente.

La muchacha, al oír éso, levantó una ceja con la mirada inexpresiva.

¿Se supone que debía creer ésa mentira?

-Yo... tenías razón... como siempre.- dijo él, cubriendo sus ojos con su mano.

En ése momento todo le daba vueltas.

-Me alegra que lo entiendas, es un don, pero, ¿podrías ser específico sobre con lo qué tuve razón está vez?- preguntó Sofía, cruzandose de brazos, con el ego algo en alto.

Que un pronto rey te dé la razón, no se sentía para nada mal, no le disgustaba en absoluto.

-Sobre Alan... él acabo con la vida de nuestro propio padre.- dijo Edith, apretando su propio rostro con su mano.

Sofía que entendió todo, dándose cuenta de que Edith estaba envenenado, se puso de cuclillas.

Se esperaba que Alan haga su movimiento en ésos días ya que dentro de poco iba a ser la coronación oficial de Edith, pero no espero que Edith escapase del palacio y vaya a verla a ella; creyó que huiría a algún lugar misterioso y reuniría gente de confianza, siendo uno ella.

Acercando su mano, tomó la del hombre para que dejé de hacerse dañó, dejando él de hacer fuerza y viéndose como sus ojos lagrimeaban.

Sofía, que a pesar de detestar ése tipo de cosas, se lanzó hacía Edith y lo abrazo para consolarlo, siendo correspondida al instante.

-¿Por qué quiere tanto ésa tonta corona hasta el punto de matar a nuestro padre y querer acabar conmigo?
No me interesa ser rey, no si tengo que pelear a muerte contra mi propio hermano.- dijo el de ojos azules, con dolor mientras abrazaba a su amiga como si no la quisiese soltar.

Nunca pidió ser el sucesor de la corona, desde que tiene memoria todos sus días fueron estudiar, ocultar sus emociones, ser un ejemplo, tener amigos que sólo lo vean por su posición, no poder salir sólo, atentados contra su vida, intentos de secuestros, prohibición de poder divertirse por ser mal visto, y todo por un trono que sólo le daría más responsabilidades.

Hubiese deseado ser el hijo menor, quien si tuvo algo de libertad para hacer lo que quiera, pero no, era el sucesor y debía ser rey, ahora más que nunca porque su hermano, no está bien de la cabeza.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora