30_ ¿Conseguiste tu venganza?

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Más de un mes ya había pasado desde el exilio de Alan y la coronación de Edith, reinando los días de paz.

Ésos días tranquilos eran como un sueño para Sofía, quien ése día recibió la visita del nuevo rey.

-Su majestad... ¿a qué se debe que el rey honre mi casa con su visita? No esperé que me arrodille en mi propia casa.- dijo la chica, cruzandose de brazos, con mirada de aburrimiento.

Estaba aburrida, así que estaba agradecida con Edith por visitarla ya que lo podría molestar un poco.

-Sofía, no seas cruel.- pidió el hombre a su amiga, conociendo su objetivo.

En todo el reino, Sofía era la única persona capaz de burlarse del mismísimo rey en su propia cara.

-Si es una orden del gran rey.- dijo la chica, señalando un sofá para que su visita se siente.

El ojiazul le restó importancia a la invitación a tomar asiento y se acercó a su amiga.

No sabía cuanto tiempo tendría hasta que los guardias reales lo encuentren luego de escapar, así que debía ser directo.

-¿Sabes? Quiero anular mi matrimonio arreglado.- exclamó, sorprendiendo a la de ojos grises.

No conocía personalmente a la prometida de Edith, pero oyó rumores de que era una princesa hermosa, engreída como toda niña de papi, pero hermosa.

-¿Quiere su majestad otra guerra?
Ya no cuente conmigo, dejaré a los caballeros y seré... no sé, maestra de esgrima super estricta.- dijo la chica, sabiendo que romper un compromiso real era básicamente una declaración de guerra.

Estuvo en dos guerras y ya tuvo suficiente, no tenía planes de ser un peón de un rey novato.

-Oí rumores de que la princesa tiene a alguien especial, así que sería un acuerdo mutuo.- dijo Edith de manera tranquila, acercándose más a su amiga, bastante para el gusto de ella.

-¿Por qué me lo dice a mi, su majestad?- preguntó Sofía, algo curiosa por éso, ya lista para alejar un poco a su amigo, pero el la detuvo, agarrandola de las manos.

La chica, levantó ambas cejas con asombro mientras veía al rey.

-Ella tiene a alguien especial y yo también.- susurro Edith, con una leve sonrisa.

La chica, al oír éso, hizo que la suelte y se alejó, algo apurada.

-Edith, si es lo que creo, detente, ahora.- ordenó ella, con seriedad.

Tenía el presentimiento hace ya mucho tiempo, es más, fue su objetivo para tenerlo en las palmas de sus manos, pero por la corona, no creyó que él sería capaz de intentar atravesar una línea prohibida.

-Nunca seré capaz de entenderte, pero...

Acercándose más a su amiga, Edith vio como ella retrocedió.

¿Asombro? ¿Miedo? ¿Qué era lo que estaba mostrando Sofía en ése momento?

Su mirada lucía algo molesta, pero algo le decía que realmente no lo estaba.

Agarrando nuevamente las manos de su amiga, la miró directamente a los ojos.

-Sofía, quiero que...

-¡Sofía!

Y la puerta de la oficina de Sofía se abrió, llegando Ella.

La de ojos grises, aprovechó ésa oportunidad y se acercó a su amiga, aquella con la que tenía una relación como de hermanas.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora