21_ La reina

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Sofía, al fín había logrado su objetivo de ser una mujer caballero y ahora se encontraba en la habitación del rey, quien la mandó a llamar y ahora la veía con seriedad, esperando una explicación.

-Rey Edith, está humilde caballero le saluda.- saludo la de ojos grises, con una sonrisa burlona sin contener.

El de ojos azules, que estaba bastante sorprendido y algo molestó por ver a su vieja amiga en ése lugar, la miró con cansancio.

¿Por qué le estaba dando un saludo tan formal si se conocen desde hace años?

-¿Qué haces?- preguntó el hombre.

La chica, que como buen caballero delante de su rey, se había arrodillado.

-Solo estoy siendo formal.- respondió con burla, dándose cuenta Edith de que ella lo hacía de manera internacional, sólo para molestarlo.

Pocas o ninguna son las personas que se atreven a burlarse tan libremente de un rey, sin tener una pizca de miedo.

-Supongo que es un caso perdido discutir contigo.- exclamó Edith, acercándose a ella para ayudar a levantarla.

La muchacha, aceptó la mano que le extendió su amigo y se puso de pie.

-Me alegra que lo entienda.- dijo Sofía, apartando su mano de la de su amigo.

Últimamente estaba cansada de todo éso de su venganza, por ser algo sumamente lento, así que necesitaba burlarse de alguien sin fingir, siendo Edith el afortunado.

-Me alegra verte de nuevo y... y que sigas siendo tan... linda como te recuerdo.- dijo el ojiazul con una sonrisa amable en su rostro.

Sofía, lo miró con sorpresa, no esperando éso.

¿Será qué Edith quería contraatacar a sus burlas?

-No soy linda, ¿no ve está cicatriz?- dijo la joven, apoyando las la punta de su dedo índice y corazón sobre su cicatriz.

Ella no le daba importancia a ésa marca, pero vaya donde vaya, siempre oía como susurraban sobre éso, ya no siendo ella "perfecta", para el matrimonio.

-La veo y no afecta en nada a mis palabras, hasta te ves algo genial.- dijo Edith, con honestidad.

Desde el día del debut, se dio cuenta de que Sofía era alguien especial y le empezó a parecer bonita, pero ahora la veía todavía más bella.

-¿Puedo... puedo tocarla?- preguntó el rey, acercándose a su amiga quien retrocedió.

No se esperaba oír éso y realmente no sabía como responder.

Tras pensarlo un poco, dio un paso al frente, dándole permiso a Edith de tocar su cicatriz.

El hombre, con algo de miedo por sentir que estaba haciendo algo indebido, acercó su mano al rostro de su amiga, donde tenía su cicatriz y la acarició levemente.

Era una cicatriz, pero... en Sofía era bonita.

-Suelo hacer cosas raras, pero esto es lo más raro que alguien me haya pedido, y éso que Ella también tuvo ganas de hacerlo pero no se atrevió a pedirmelo.- exclamó la de ojos grises, con mirada de confusión, no creyendo que alguien y sobre todo el reservado de Edith, esté haciendo éso.

El muchacho, levantó su otra mano y también la apoyo en el rostro de la chica, estando ahora sosteniendo su rostro.

La chica lo miró con sorpresa, creyendo que él estaba por hacer algo que no debía, pero lo vio muy serio.

-Ser caballero es peligroso, renuncia.- pidió el joven rey.

Se supone que sólo debía entrenar por un año, pero por todo el conflicto que se generó, ya llevaba dos años fuera de casa y fue el tiempo suficiente para entender que nada es más aterrador que la guerra.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora