15_ Un obstáculo menos

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Encerrada y olvidada, herida y privada de su libertad por haber tomado la mala decisión de ayudar a quienes provocaron su caída.

Éso era raro, ya que a pesar de ser marcada como una villana, seguía teniendo gente que la querían.

¿Dónde estaban y por qué no la iban a ver?

¿Será qué ahora también la odiaban o... ya no estaban?

Oyendo pasos, la mujer levantó su cabeza, débilmente, rogando que sea alguien que todavía no la odiase o un guardia que le pondría fin a su vida luego de ser torturada por un mes entero, pero no, era la persona que menos quería ver en ése momento.

-Yo... oí que le gustaban las manzanas.- dijo la visitante, una bella mujer rubia de ojos azules que cargaba una canasta con manzanas.

Su peor enemiga era su visita, quien provocó que ella acabé así, quien ahora la veía con lástima por verla débil, encadenada, sucia, lastimada y recibiendo lo que se merece.

-¿Sabe? El rey la tiene difícil sin usted.- exclamó la rubia, arrodillandose mientras sacaba un cuchillo y pelaba una manzana.

La prisionera sólo la veía fijamente, con odio, sentada en el suelo y con su rostro levemente sobre la sucia pared de su prisión.

Rogaba que se distraiga, que falle en intentar pelar ésa manzana y que se corté con ése cuchillo para poder sonreír una última vez, pero éso no pasaría.

-Sé que hizo cosas malas y quizás no se arrepienta, pero me gustaría que pudiésemos ser a...

Con las pocas fuerzas que le quedaban, salto sobre los barrotes de su celda, pero las cadenas de sus muñecas no la dejaban llegar.

-Cierra la boca.- ordeno la derrotada villana, viendo como su peor enemiga la veía con lástima.

Una mujer que todos admiraban, que muchas envidiaban y que tuvo una vida perfecta, ahora estaba enfrentando los peores últimos días de su miserable vida.

En ése momento, Sofía abrió sus ojos y se sentó en su cama mientras sudaba.

-Que sueño más horrible.- susurro la chica, llevando una mano a su frente.

Todo lo que pasó en su anterior vida, era algo que nunca podría olvidar y superar.

Los sueños, recordando ésos horribles momentos de sufrimientos que pasó, la atormentaban casi todas las noches, rogando que se detengan una vez cobre venganza, pero sabía que no sucedería.

Intentando como siempre olvidar lo recién soñado, se levantó, sabiendo que desde ése día, la historia iba a cambiar más y más.

Era momento de que su historia cambié para bien.

No sabía si para las demás personas ése enorme cambio sería un buen o un mal destino, pero no le importaba, sólo quería su propio bien.

Tras arreglarse, bajo a desayunar con su familia, oyendo los pájaros cantar desde afuera.

Ése reino era bonito y desde que se mudaron hace ya casi un mes, disfrutaba de una enorme paz, pero su estadía era algo temporal, ya que de una u otra manera, volvería a su antiguo hogar para reclamar justicia propia.

-Buenos días, padre, Ella.- saludo Sofía, llegando donde estaba su familia, quienes esperaban a que los sirvientes le traigan el desayuno.

-¡Hola!- saludo Ella, alegré como siempre.

-Debo de admitir que fue buena idea venir a vivir aquí, es mucho más tranquilo.- dijo el hombre de la casa, quien se veía bastante delgado.

La salud de Francisco Luna estaba decayendo día tras día de manera acelerada, pero era feliz ya que disfrutaba de días de paz con su preciada hija y Ella, a quien también veía como a una hija luego de tanto tiempo.

¿Soy una villana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora