Capítulo 7

6.4K 363 21
                                        

#Día20                                                                    #Narra Andrew

Alguien estaba tocando el timbre de mi casa como un maldito desquisiado. Salí de as profundidades de mi habitación corriendo hacia la puerta de entrada para calmar aquél escándalo. Cuando abrí la puerta, ahí estaba Doye junto a Cale y Seth. 

—¿Qué hay hermano?—saludó Doyle y entró a casa sin pedir permiso, seguido por los otro dos inútiles. 

Cerré la puerta poniendo los ojos en blanco y me tumbé en el sillón. 

—¿No harás fiesta?—me preguntó Seth, que venía de la cocina acompañado de una cerveza.

Mis padres no estaban en casa ya que papá había tenido que viajar por negocios y mamá, como siempre, lo acompañó. Mi hermana menor si estaba, pero como siempre, estaba encerrada en su habitación con una caja de pizza y dos litros de soda de dieta.

—Ni de coña, Fiore está en su habitación y si se da cuenta que estoy motando una fiesta, le hablará a mis papás y me voy a cargar un buen castigo cuando regresen. 

Doyle suspiró y ya estaba sacando su cajetillo de cigarros marca Malboro. 

—Oye, oye oye, si piensas fumarte esa mieda, hazlo afuera de la casa—dije enojado.

—Es de menta—me responió Doyle sonriente, como si a mi me importara un carajo.

—Me importo poco y nada que sea de menta

—Oh marica, vamos, prueba. Tus papás no llegarán dentro de dos días, la peste se quitará te lo aseguro.

Cale ya había prendido el suyo y comenzó a fumar con toda naturalidad. Suspiré ruidosamente, tomé un cigarrillo y lo prendí.

Inspiré levemente y sentí el ligero sabor a menta que inundaba mi boca y garganta. Sentía la frescura llenándome los pulmones, como si lo que estaba fumando no fuera nada más que veneno. 

Quité el cigarro de mi boca y saqué el humo por la boca y la nariz. 

No fumaba porque a mi me gustara fumar, sólo que en ocasiones Doyle me ofrecía y yo aceptaba, tampoco era para tanto. 

—Escucha, el hecho de que ésta cosa esté rico y sea fácil de fumar no significa que puedas seguir fumando en mi casa.

Después de una hora, ya nos habíamos bebido 3 latas de cerveza cada uno y a Seth ya se le notaba un poco lo mareado.

—¿Cómo vas con la tipa del trasero bueno?—preguntó Cale de repente.

—¡Mierda!—exclamó Doyle y todos le miramos, al darse cuenta que todos lo obervábamos, sonrió con inocencia—. Se me cayó esta mierda al sillón, ahora lo limpio. Sigue con el cotilleo, Andy.

Gruñí por el apodo, pero continué—: Supongo que bien, la invité al cine. 

—¿Ya le metiste mano?— preguntó Seth moviendo las cejas.

—No ¿qué diablos? Quiero hacer las cosas bien, Seth. 

Seth puso los ojos en blanco y Cale bufó. 

—Por lo menos le tocaste el trasero, ¿no? —preguntó Doyle saliendo de la cocina con una toalla húmeda en la mano.

—Con eso no se va a secar. Y no, no le he tocado el trasero.

—¿No le has tocado el trasero a quién?—dijo una voz chillona atrás de mi que conocía perfectamente, volteé la cabeza para mirar a Kayla. 

The Bet.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora