The Bet.

Capítulo 16

#70                                                                               #APOV

Me había despertado con la firme idea de pedirle disculpas a Brenda por la estupidez que Victoria había empezado y que yo, por idiota, había continuado. Había tratado de no darle tantas vueltas al asunto y simplemente dejar ahí a Brenda, cobrar mi dinero y seguir con mi estupenda vida de don Juan, pero en ese momento no podía hacerlo, necesitaba su perdón con desesperación, la culpa me mataba. 

Así que ese día, esperé recargado en la pared que se encontraba enseguida de la puerta de la clase de Historia, la clase que compartíamos Brenda y yo y además, era la primera clase del día, con la intención de hablar con ella y conseguir su perdón. 

Después de diez minutos de espera, miré que se acercaba, pero tenía compañía: caminaba junto a Joe McPhee, un idiota que en octavo grado intentó entrar al equipo, pero por supuesto, no dio en perfil por su complexión flacucha, además, nunca sería aceptado por nosotros, por ser una rata de biblioteca, su maraña de pelo que no lo dejaba ver nada, sus asquerosos dientes torcidos y su constante rubor. 

Pero ahora, el muy hijo de puta era alto, no podía decir que tenía una super figura de jugador de fútbol, pero tenía los hombros cuadrados y brazos visiblemente trabajados en el gimnasio. Y por supuesto, había cortado su estúpido cabello.

Bufé. 

Seguía viéndose estúpido, nunca llegaría a ser lo que yo. Por más físicamente cambiado que estaba, seguramente seguía siendo el idiota de los libros de ciencia ficción, fanático de The Big Bang Theory y fiel televidente de History Channel o ésas cosas que sólo los raros veían. 

Dejé de fulminar con la mirada a Joe—que ahora caminaba de espaldas a mi— y miré a Brenda que hablaba, hacía gestos graciosos y movía sus manos para expresarse mejor, lucía adorable. 

Joe le dijo algo y ella se carcajeó poniendo los ojos en blanco, como si el tipo fuera de los más graciosos, seguro lo hacía a fuerzas para no lucir maleducada, sí, seguro era éso. Ahora sólo podía ver a espalda del adefesio McPhee y la linda cara de Brenda Loughty. 

—¿Qué onda, hermano?—me dijo un chico de primero, cuyo nombre no recordaba pero sabía que estaba entrenando duro para entrar en el equipo. 

Lo miré con una ceja arqueada. 

—Vete a clase chiquillo, luego hablamos—lo apuré. 

Él me miró con emoción y asintió con una gran sonrisa mientras corría hacia el otro pasillo, donde estaba su clase. 

Regresé la mirada a donde estaba Brenda y su estúpido acompañante, pero me llevé una sorpresa no del todo buena. 

Por un momento quise acercarme a ver si lo que estaba viendo realmente era cierto, pero no fue necesario, ya que McPhee aprovechó bien la situación poniendo sus asquerosos tentáculos en la cintura de mi chica y ladeó su cabeza al otro lado, poniéndole más pasión a su beso. 

Sentí un retortijón extraño en mi estómago y algo quemaba en mi esófago, casi podía saborearlo. Volví mis manos en puños y contuve las ganas de ir allá y patearle ése puto trasero flácido que tenía el muy hijo de puta, pues, no tenía ningún motivo para arruinarles la diversión, ya que prácticamente Brenda creía que yo había hecho eso con Victoria, por lo tanto, ella tenía todo el derecho de hacerlo. 

Después de lo que parecieron horas, Brenda murmuró algo avergonzada y se despidió, McPhee caminó al lado contrario que ella y se marchó. La chica ojiazul acomodó bien su mochila y caminó, aparentemente, hacia mí.