#Día21
#BPOV
¿Cómo carajos llegamos a casa a salvo? Ni puta idea.
Maïa estaba más jodidamente ebria que yo, tan borracha que apenas podía caminar. Lo útlimo que recuerdo es que al salir de la casa de Andrew, Maïa vomitó en mis pies salpicándome todas las piernas, me dio tanto asco que terminé vomitando junto a ella al mismo tiempo. Parecía que estábamos en un concurso de haber quien vomitaba más porquerías.
Pero que noche tan más extraña había tenido. En primer lugar, jamás me había emborrachado. Segundo, había llorado, abrazado y hablado de mis problemas con el estúpido mariscal de campo, ¿qué diablos me había pasado? Y por último, había peleado con papá. Bueno, eso no era una novedad, la verdad.
Abrí los ojos despacito y gemí al sentir el fuerte dolor en mi cabeza y mi boca seca. Me mareé al notar que mi aliento olía fuertemente a alcohol y a algo rancio, probablemente el vómito.
—Mátenme por favor, me quiero morir—gruñí, tapándome la cabeza con la gruesa cobija.
—¿Podrías dejar de gritar en mi oído?—gritó Maïa—. Mi puta cabeza está a punto de explotar.
Su grito se sintió como si me hubieran golpeado con un bate de ésos que usan los jugadores de baseball, en la cabeza con toda la fuerza que un luchador profesional tendría.
—Cállate a la mierda, yo no grité—grité.
Nos quedamos calladas durante un momento, mirándonos a los ojos hasta que Maïa suspiró y se levantó quejumbrosa.
—Iré por algo de jugo y aspirinas, ya vengo.
Hice cara de cachorrito.
—¿Me traerías?—pregunté mientras me quitaba la cobija de encima, hacía un calor de puta madre.
Ella sonrió y se encogió de hombros.
—Si no hay de otra—se rió.
Ay, como quería a esa chica revoltosa.
Salió del cuarto y fue ahí donde me di cuenta que ambas traíamos puesta la misma ropa sucia y vomitada de ayer. Miré mis piernas y tuve arcadas, estaban cubiertas de vomito seco. Me levanté de un salto y corrí al baño.
Cepillé mis dientes y me metí a la ducha. Ahí lavé mis piernas con la esponja y tallé hasta que estuvieron rojas. Lavé mi cabello y el resto de mi cuerpo.
Acababa de enrollarme en una toalla cuando tocaron a la puerta delicadamente.
—¿Quién?—pregunté estúpidamente, pues era obvio.
—El amor de tu vida—contestó Maïa riéndose.
Puse los ojos en blanco y abrí la puerta
—Tu vómito no quería dejar mi pierna—le dije con asco.
Ella se rió y miré que en una pequeña charola de plata traía dos vasos de jugo y la caja de aspirinas.
Tomé un vaso, abrí la caja y tomé una aspirina.
—Mi cabeza me está matando—dijo con la aspirina en la lengua, se tomó un trago de su jugo y continuó—, pero la pasé muy bien ayer.
Salí del baño y asentí mientras empujaba la pastilla por garganta con el jugo.

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The Bet.
Teen Fiction"...-El último reto va a ser para... Andrew. - dijo Doyle. Todos estaban muy borrachos, yo tenía alcohol en la sangre, pero no como ésos idiotas. Todavía sabía como me llamaba y a que numero llamar en caso de emergencia. -Anda pues, ponlo.- dije cr...