CAPITULO 18.2 LA UNION DE LOS HERMANOS

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El pelirrojo se sintió extrañado, en cuestión de menos de un mes se daba cuenta de cómo su estatus había cambiado, se sentía contrariado. Antes se comía el mundo y ahora estaba en aquel grupo de mediocres relegado a un lado; aquello todavía hacía más que darle otra razón de peso para tener más claro lo que en su mente comenzaba a maquinar.

Sin demorarse más se adelantó por el pasillo pisándole a Roche lo fregado y giró a la derecha de la siguiente bifurcación. ¡Eureka! Los dormitorios estaban ahí, los había encontrado!. La habitación recordaba a una camareta militar que contaba con varias literas de lona de color verde y distintos escritorios a los lados. Sin perder más tiempo el Turco atrancó la puerta moviendo un poco uno de los escritorios para que si alguien trataba de entrar, al menos tuviera el suficiente tiempo de reacción como para poder ocultar lo que estaba haciendo.

Rápidamente se tumbó en una de las camas, la que estaba más al fondo y en la parte inferior, pensando que así estaría más resguardado, se quitó los zapatos (cosa rara, formaba parte de la treta) y tras poner oido para asegurarse de que nadie rondaba cerca, rebuscó en el bolsillo de su pantalón.

Aquel movil seguía ahí, con batería para rato, al parecer no consumía a penas, debía de ser infinito, como el dinero de su cartera. Se quedó parado mirándolo durante unos segundos sin saber cómo reaccionar, hacía unos instantes lo tenía claro, pero llegado el momento, no era capaz de dar el paso, estaba asustado.

En la pantalla de aquel viejo teléfono aparecían mensajes de llamadas sin contestar, cientos de ellas, Tseng no se había rendido y había permanecido intentando contactarlo hasta hacía poco rato, más concretamente 42 minutos. Más de 8 días habían pasado desde que Rude le facilitó aquel aparato y en su vieja Compañía no habían perdido el interés en él... para bien o para mal...

Reno suspiró, se llevó aquel aparato del demonio al pecho y lo agarró con las dos manos. Miró al techo y contempló la lona de la litera de arriba. Se quedó pensando. No quería hacerlo pero es que aquellos tipos no le estaban dejando ninguna opción, sentía que si salían ahí fuera a lo loco a su chica iba a perderla. Necesitaba saber qué pensaba la Compañía a cerca de todo aquello... Tal vez ellos le dieran una mejor opción.

18.3

Tseng estaba sentado frente al ordenador en la sala de operaciones de los Turcos completamente solo como venía siendo habitual en los últimos días. Su rostro parecía cansado. Unas ojeras negras se le habían dibujado y parecían formar parte ya de su apariencia habitual. Desde que la materia negra y la cabeza de Jenova habían llegado al edificio, el tipo no paraba revisando y gestionando datos que le llegaban de parte del Departamento Científico y Armamentístico con los resultados de las pruebas que se estaban haciendo a ambos hallazgos y posibles proyectos para su utilización como arma para derrotar a Sephiroth. Por el momento nada parecía concluyente, todo estaba aun muy en el aire, pero los ánimos en la Compañía eran buenos pues contando con aquel material tan potente, sin duda, al final con más estudio, acabarían encontrando una solución.

De pronto el teléfono del líder Turco comenzó a sonar. El joven moreno no pudo evitar hacer un quiebro de ojos y suspirar dando por hecho que de nuevo quien llamaba volvía a ser Elena comentando cualquier nuevo mínimo hallazgo que había hecho el Departamento Científico o Armamentístico en su investigación... En el fondo estaba más que harto. ¿No se daba cuenta de que todo lo que descubrían le llegaba por vía informe e-mail confidencial de inmediato? Aquella joven se emocionaba tanto que a cada paso que daban creía que finalmente habían hallado la solución y rápidamente tenía que notificarlo.

Agarró su móvil muy desganado tratando de meditar antes de hablar para no parecer desagradable, debía mantenerse como siempre, como un líder cuidador con su gente y servicial en el trato, no podía mostrar sus verdaderos sentimientos y mandar a aquella tía al carajo, aunque en el fondo en más de una ocasión le daban muchas ganas.

FINAL FANTASY VII RESURRECTIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora