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El bonito rubio estaba sentado en medio de su gran cama, el cuarto estába en la completa oscuridad, uno que otro destello de luz entraba por los pequeños bordes que no alcanzaban a cubrir las cortinas, se encontraba pensado y escuchando claramente como las gotas de lluvia chocaban contra su ventana, al parecer el día está igual de triste que el.

Estaba decaído, ya se iba a cumplir un mes desde la última vez que hablo con el azabache y es que a pesar de que los primero días se sentía ofendido por su propuesta después lo fue viendo con más claridad,al fin y al cabo ellos estarían juntos y eso es lo que más quiere, o tal vez lo que más quiso en su momento. Pero ¿Que paso? Tiene o tuvo la oportunidad de estar a su lado, hacer tantas cosas que se limitaron solo por ser amigos, pero ¿Por que no está feliz?, Estaría dispuesto a solo tener la mitad de todo; mitad de su tiempo, mitad su atención, mitad de sus alegrías y tristezas, mitad de su cariño.

Tal vez suene muy egoísta pero lo quiere todo, quiere que solo lo mire a el, quiere que solo lo escuche a el, que solo piense en el, pero ¿aferrarse a el estaría bien?,Estaba asustado y confundido es sus jodidos 18 años jamás había pasado por esto, a pesar de sus actitudes descaradas o provocadoras, jamás había hecho algo así.

En momentos así extrañaba a su hermano Baek, el lo aconsejaría y escucharía, no sé sentiría tan solo como ahora.

No se dió cuenta de cuánto tiempo estuvo pensando y reflexionando, pues tenía veinticinco llamadas y cien mensajes del azabache, Sintió como la tristeza que lo invadía se esfumó por completo, brinco de emoción, tal vez sería un idiota con el mismo y dejaría que su dignidad se fuera al caño, se levantó emocionado y fue corriendo a la sala, y de regreso a cu cuarto.

~A ver ya!- suspiro.- cálmate, está bien, okey.- Volvió a brincar en su sillón.

Estando de pie ahí tecleo en nombre del mayor y justo cuando entró la llamada el sonido de un celular se escuchó en la puerta.

Abrió los ojos de sobre manera, sintió como su corazon  sé aceleraba, maldita sea el estaba ahí, en la puerta de su casa y el rubio todavía estaba en pijama y con una mascarilla verde en la cara.

Escucho como sonó el timbre de manera era insistente, después el mayor comenzaba a tocar impaciente la puerta, no podía huir, el sonido de su teléfono ya lo había delatado, el mayor no dudo en marcarle y mandarle mensajes de nuevo al ver que no atendían sus llamadas.

~Hanni por favor, necesito hablar contigo- tocaba la puerta-Se que estas ahí, escucho como corres por todos lados.- insistía.

~Puedes hablar, te escucho perfectamente.- Hablo desde el marco de la puerta sin abrirla claro.

~¡Abreme!.- Grito un poco.

~Si solo vienes a gritar, mejor lárgate.- hablo un poco molesto, bueno eso quería apretar, por dentro estaba emocionado.

~JeongHan solo abre la puerta, necesito hablarte, o ¿estas con alguien más?.- al mayor le aterrorizaba esa idea, no le gustaría ver a su ángel con otro.

~No, estoy yo solo, pero por ahora no puedo atenderte, ven otro día.- se apresuró a contestar.

~JeongHan por favor, quiero arreglar esto, abreme la puerta, hay que hablar.- el menor escuchaba lo sincero en su voz, casi, casi le abre la puerta.

El menor busco algo con que aventarse aire, tenía que secar la mascarilla por qué no la iba a retirar así por qué si, son demaciado caras para desperdiciar esa cantidad.

~Ya se Cheol, te veo en el parque que está a tres cuadras a las.- Miro su reloj, ya era bastante tarde- Te veo a las seis, sirve que terminó de hacer algunas cosas y podemos hablar tranquilamente.- esperaba que lo entendiera y aceptara.

☆゚.*・。゚P E R D I C I O N   A N G E L I C A L    ☆゚.*・。゚ JCh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora