Home | Brian O'Conner ©

Capítulo 3 - ¡Es una cita, Toretto!

El ruido de herramientas y olor a combustible estaba presente en el taller de Toretto. El grupo de amigos se encontraba trabajando en él.

Dominic, Jesse y León arreglaban un auto perteneciente a Letty, Mia estaba organizando cuentas del taller, y Letty ayudaba a Addie a mejor su auto.

Aquella misma mañana, la menor de los Toretto había adquirido una nueva y exclusiva pieza para su carro, lo cual fue gracias a un trueque hecho con su amigo Luca. Iba a tunear su auto tanto como pudiera, y lo convertiría en la mejor máquina que haya conducido nadie.

Interrumpiendo su perfecto no silencio, la camioneta propiedad de Harry aparcó delante del taller, llamando la atención de los chicos por la cosa que llevaba remolcado.

-¿Qué demonios es eso?

Brian se paró junto al carro, y lo enseñó como si de un regalo se tratara.

-Este, es tu auto.

Durante unos segundos, nadie dijo nada. Addie se preguntaba que tramaba el rubio al traer aquello, dudaba que este fuera tan idiota para tomarle el pelo a Dominic de esa manera. Finalmente la risa de su hermano rompió el silencio.

-¿Mi auto?- el rubio asintió.- Te pedí un auto, no una cafetera.

-¿Y qué? ¿Cruza la meta empujándolo?- burló Letty.

-No la cruza ni remolcándolo- respondió Addison, colocándose al lado de su amiga.

Una sonrisa plasmó el rostro de Brian mientras señalaba el auto.

-Abre el cofre.

Dom lo miró con duda durante unos instantes, y finalmente bajaron aquella chatarra al suelo para poder revelar lo que había debajo del capó.

-Demonios viejo...

Jesse no podía creer lo que sus ojos veían, y tan pronto como lo vio miles de ideas para decorar aquel motor surgieron en su cabeza.

-Es un motor JZ2, joder.

Brian parecía orgulloso. -Aún no me tienes fé.

Dominic sonrió hacia el rubio con gracia, aceptando que quizá lo había juzgado mal. No obstante, aquel comentario no fue precisamente para él.

-Aniquilará a todos los demás después de invertir unos quince o veinte mil en él.

Addie se acerco hasta el carro, viendo detenidamente el motor. -O más si debemos importar urgentemente las piezas de Japón.

Pero eso no fue problema para Dominic, después de todo solo debía ponerlo en la cuenta que tenía con Harry y pagarlo luego de asaltar el siguiente camión. Para no levantar sospecha, invitó al rubio a la guerra de carreras en el desierto, con la excusa de que así reunirían la pasta suficiente.

-Haremos lo siguiente- comenzó Dom.- Cuando no trabajes para Harry trabajarás aquí. Si no encuentras las herramientas necesarias para trabajar, - lo miró con burla.- es que no sabes nada de coches.

Con esas últimas palabras, salió del lugar con Mia detrás suyo. Addie por su parte, caminó hasta colocarse junto al rubio, y lo miro con picardía.

-Creo que ya te tiene fé.

Sin embargo, ella tampoco se estaba refiriendo a Dom.

︎
︎
︎
︎[...]

︎
︎
︎

El fin de semana, los Toretto organizaron una parrillada como todos los domingos cada dos semanas. Y a Addison no le sorprendió tanto que el rubio fuese invitado al almuerzo. Sin embargo, se sintió algo nerviosa.