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Capítulo 64 - Lo lamento.

—¡Llegó por quien lloraban!

—¡Shhh!

Roman se encogió en su sitio, sonriendo con encanto a la joven doctora que acababa de regañarlo.
Brian rodó los ojos viendo como sus amigos entraban a la habitación, empujando a Pearce para que dejara de coquetearle.

Entre el tumulto de gente en el pequeño espacio, Gisele fue la primera en acercarse hasta la morena, dejando un pequeño peluche sobre la mesa de luz.

—Me alegra tanto que estés bien. —susurró aliviada, abrazándola con cuidado de no tocar sus heridas.

—Sí, ya no teníamos dinero para otro funeral.

Addison sonrió con gracia, realmente extrañaba los comentarios fuera de lugar de Roman.

—No le hagas caso, somos millonarios. Puedes morirte todas las veces que quieras. —prosiguió Tej en el mismo plan de su amigo.

—No le den ideas. —respondió Han, ahora abrazando a la morena.

Ambos morenos también la abrazaron, con mucho más sentimiento de lo que ella esperaba, pero tampoco se quejó.
Al separarse, los ojos de Addison brillaron notablemente al ver uno de los regalos de sus amigos.

—¡Ah! ¡Quiero! —exclamó emocionada, extendiendo sus brazos hasta la gran bolsa como si de una niña se tratara.

Brian atajó el ramo de golosinas antes de que ella lograra alcanzarlo, recibiendo una mala mirada por parte de la morena.

—La doctora dijo nada de dulces, Addison. —recordó cauteloso, resistiendo a su mirada asesina.

Roman sonrió. —No entendí. ¿Son marido y mujer, o padre e hija?

La morena rodó los ojos con molestia, cruzandose de brazos con algo de dolor por sus cortes. —Había olvidado lo insufrible que eres.

Tej alzó una de sus cejas. —¿Eso significa que ya recuerdas?

Ella ladeó la cabeza con una pequeña mueca. —No tanto.

—Por ahora. —continuó Brian con positivismo, sentándose nuevamente a su lado.

Addison dejó su espalda descansar sobre el suave colchón blanco. —¿Ustedes están bien?

Han se encogió de hombros con indiferencia. —Rom casi pierde un ojo, por poco y me traga una turbina, y ella estuvo a punto de morir. —señaló a Gisele, quien sonrió a medias. —Lo normal.

La morena se permitió respirar con tranquilidad, sintiendo esa molesta carga desvanecerse al saber que ninguno de sus amigos había acabado muerto.

Aclaró su garganta con algo de incomodidad. —¿Y... Letty?

Ciertamente, su amiga era la única que no había ido a visitarla en el tiempo que ella llevaba despierta, y se sentía mal.
Los presentes compartieron una pequeña mirada, antes de que Tej rompiera el silencio.

—Está con Hobbs. —anunció con pasirmonía, guardando sus manos en los bolsillos de su chaqueta. —Tendrá que testificar sobre su participación con Shaw para conseguir su libertad.

Addie formó una pequeña mueca en sus labios, y observó directamente al rubio a su lado. —¿Yo también tendré que testificar?

Este dejó salir un largo suspiro. —No por el momento, no estas en condiciones de hacerlo. —explicó jugando con sus manos, pasando repetidas veces con sus dedos el lugar donde tendría que estar su anillo de matrimonio. —Pero sí, luego también tendrás que hacerlo.