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Capítulo 32 - No voy a arriesgarme contigo.

Cuando la noche comenzó a caer, un golpeteo en la puerta llamó la atención de Addison, quien se encontraba sola en el departamento. Con extremo cuidado, revisó quién estaba del otro lado, pues nadie más que Brian y sus amigos sabían donde ellos se estaban quedando, y esa tarde no esperaba a nadie.

Al ver el familiar rostro de su hermano del otro lado abrió de inmediato la puerta, haciéndose a un costado para dejarlo pasar.

—Dom, ¿qué sucede?

Ella lo siguió hasta la pequeña cocina hasta finalmente salir al balcón.

—¿Y Brian? —preguntó en un bajo murmullo, rompiendo el silencio.

Addie apoyó sus brazos en la pequeña pared, observando de reojo a su hermano. —Salió a hacer no sé qué con Roman.

Dominic asintió lentamente, con su vista perdida en el anaranjado atardecer delante suyo que comenzaba a darle paso a la noche. Finalmente, llevó su mano hasta el bolsillo de su pantalón, para luego sacar un pequeño objeto entre sus dedos.

El corazón de Addie se encogió al reconocer el collar de cruz que había sido de Letty, y una extraña calidez y sensación de tristeza la invadieron cuando sostuvo la cadena entre sus dedos.

—¿Cómo la obtuviste? —preguntó en un quebrado susurro.

—Fui a buscarla.

La castaña estaba tan compenetrada por las emociones que ni siquiera le reprochó el hecho de haber ido directamente tras una policía. En el fondo, agradecía que él lo hubiese recuperado.

Dominic imitó su acción recostando sus brazos encima del barandal. —No es la única razón por la que estoy aquí.

Ella limpió rápidamente la única lágrima que desbordó de sus ojos, y entregó con cuidado nuevamente el dije a su hermano.

Con una suave exhalación, Dominic continuó hablando.

—La última vez no supe en qué estaba metida Letty, y cuando lo supe, ya era demasiado tarde— comenzó él con su voz extrañamente calmada, provocando un escalofrío a su hermana.

Ninguno de los dos miró al otro, sumidos en sus propios pensamientos con la vista en las nubes mientras ella lo oía hablar.

—No quiero que eso suceda contigo, Addison.

Sus palabras ciertamente la dejaron helada, pues si bien sabía que Brian tenía dudas sobre lo que ella había pasado los últimos años, Dominic nunca pareció interesado en ello.

Se negó a mirarlo cuando este giró su cuerpo en su dirección, observando a su pequeña hermana con intensidad y una pizca de preocupación.

—No sé la verdadera razón por la que trabajaste con Braga, ni porqué Hobbs te cazaba, o qué es lo que hiciste durante esos cinco años. Francamente no sé nada y por mucho tiempo preferí no saberlo. —explicó él con lentitud, poniendo su piel de gallina.

Addie tragó con dificultad cuando se atrevió a mirarlo.

—Nunca te pregunté porque siempre has sabido cuidarte por ti misma. Jamás me has necesitado realmente, ni a mí, ni a Mia. Desde siempre has sido capaz de valerte por tu cuenta y esa fue la razón por la que no me metí en tu vida.

Dominic dio un paso hasta ella, logrando intimidarla aún más de lo que ya estaba, por lo que sostener su mirada fue imposible para Addie, así que se obligó a apartar la vista en dirección a la calle.

Él respiró con lentitud. —Pero ahora, necesito saber si debo preocuparme, Addison. —pidió suavemente. —Quiero estar seguro de que estarás bien, de que no estás en más peligro del que ya estamos. Necesito que me prometas que nada malo va a ocurrirte.