Capítulo 25 - Necesitamos un equipo.

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Luego de aquel altercado, los cinco habían huido en el auto de Addison —que se encontraba escondido allí cerca— a un lugar más alejado y discreto, acabando finalmente en un motel abandonado casi a las afueras de la gran ciudad.

Fue un alivio para la menor cuando luego de tan estresante día pudo dejarse descansar en un cómodo y viejo sofá.

—¿Te sientes bien? —preguntó el rubio, por quinta vez en las últimas dos horas.

Ella sonrió. —Brian, yo te amo, pero si me vuelves a preguntar lo mismo, nos divorciaremos.

El nombrado rió ligeramente ante aquello, y tiró de su cuerpo para poder acomodarlo contra el suyo, quedando así la espalda de ella contra su pecho.

—Lo siento, es sólo que no sé como tomar todo esto.—explicó él en un susurro.

Addison compartía su pensamiento. —Ni me lo digas, yo no tengo la menor idea.

Por encima de su rodilla, ambos entrelazaron sus manos con cariño, disfrutando el cálido silencio que aquella noche estrellada en ese edificio abandonado les brindaba.

—Supongo que lo averiguaremos juntos— comentó él.

Addie sonrió con ternura, sin responder a aquello. No obstante, cuando Dominic salió al balcón con una cerveza en manos, ella volvió a hablar.

—O le pediremos ayuda a Mia.

Brian rió por su idea, dándole la razón a ello. No podían negar que ambos estaban aterrados ante la idea. Ser padres ya de por sí era complicado, pero en la situación en la que ellos se encontraban sería aún peor.

Addie giró ligeramente su cuerpo, recostando su cuerpo en el apoya brazos del sofá mientras pasaba sus piernas por encima de las de Brian, pudiendo así mirarlo.

—¿Qué haremos ahora, Brian? —preguntó ella enseriada. —No tenemos fondos, ni casa. Ni siquiera estamos en nuestro país y tampoco podemos volver. —musitó ella.

El rubio lo repensó durante unos segundos, él ya sabía que probablemente Dom querría acabar con este trabajo, y no lo haría para terminar con las manos vacías. Ciertamente el ex policía lo ayudaría, pero tampoco quería meterse en problemas teniendo a su mujer embarazada, mucho menos que Addie estuviera metida en esto.

—Yo me encargaré de eso, Addie, no debes preocuparte.

La morena solo negó. —No, Brian. Cuando nos casamos prometimos estar el uno para el otro. —le recordó con seriedad. —Arreglaremos esto juntos, no cargues la mochila tu solo.

Observando como ella realmente estaba dispuesta a todo con él, fue imposible que no se acercara hasta ella para poder besarla. Hace años que estaba jodido por Addison, y cada día aquel sentimiento solo aumentaba. Lo había cautivado a simple vista, y había acabado enamorado de solo conocerla.

Fue algo inevitable, y aún si hubiese podido evitarlo, él estaba seguro de que no lo haría.

—Te amo—susurró, con una tierna sonrisa en su rostro.

Ella dejó un suave pico en sus labios. —Y yo.

Al terminar de caer la noche, Mia y Leigh ya se habían ido en busca de su hijo, Addie estaba durmiendo en el sofá, y Brian y Dominic se encontraban compartiendo una cerveza en el pequeño balcón del departamento.

—Oye, Dom. ¿Que recuerdas de tu padre? —se atrevió a preguntar el rubio, sentándose en la pared de cemento del balcón.

—Mi padre... —comenzó él, observando la noche mientras hacía memoria. —Él hacía parrilladas todos los domingos después de misa para todo el vecindario. Si no ibas a misa, no comías parrillada. —comentó él, con nostalgia.

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