Capítulo 67 - Volverás a casa.

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Addison frotó su rostro con cansancio. Llevaba dos horas sentada en el mismo lugar, oyendo los relatos que cada testigo a favor o en contra tenía para dar. Las discusiones seguían persistentes, todas sin abandonar la formalidad y tranquilidad que le caracterizaba al juzgado. Pero eso no evitaba que terminara hartandola.

Pero poco a poco el material comenzó a acabarse, lo que indicaba que aquella interminable sesión realmente estaba llegando a su fin, y todo parecía salir de acuerdo al plan de Hobbs.

Fueron movimientos, palabras y algo de manipulación, y gran parte del tribunal había pasado de verla como una criminal en potencia, a una mujer inteligente con fuerte lealtad a su familia.
Y es que por como Hobbs explicaba toda su vida en base a su expediente policial, hacia sonar como que ella nunca había tenido malas intenciones, lo cual no estaba del todo cierto, pero no dijo nada al respecto.

—El juzgado da cierre a la sesión 9387 del Consejo Federal de la Justicia, caso Addison Toretto. —anunció finalmente el juez sobre el estrado. —La sentencia se llevará a cabo en este mismo tribunal a las veinte en punto de la noche, del día veinticinco de octubre de 2009.

Addison frunció sus cejas algo confundida. El hombre acababa de afirmar que la sentenciarían esa misma noche, lo cual para ella era muy poco tiempo como para tomar una decisión decente. Supuso que dado su historial querrían procesarla lo más pronto posible.

Un oficial se acercó hasta ella al mismo tiempo que sus hermanos lo hacían, alzando un juego de esposas en su dirección.

—Oye, ¿qué haces? —preguntó Brian de inmediato, deteniendo al hombre de que pudiera esposarla.

—Ordenes del Mayor Stank. La acusada es considerada aún un peligro para la sociedad, y hasta que la sentencia no esté dada, se deberán tomar las medidas necesarias para evitar un posible escape. —recitó de memoria, su vista neutra fijada en la del ex policía. —Tampoco podrá salir del establecimiento hasta la hora del juicio, y habrá un policía custodiando que no haga nada sospechoso.

El rubio lo miró con molestia, dando un paso al frente para oponerse a sus palabras.

—Déjalo, Brian. —pidió ella con suavidad, posando su mano en su pecho para detenerlo. —No me importa.

Con desgano levantó sus muñecas a la altura del muchacho, dejando que este la esposara sin mucha delicadeza.

—Eh, cuidado.

Addie sobó la piel bajo las esposas con una mueca. No extrañaba para nada la sensación asfixiante que los grilletes le daban.
En cuanto el hombre dio media vuelta para apartarse de la pareja, ella le dio su mejor sonrisa al rubio para hacerle entender que estaba bien.

—De todas formas, todos sabemos que éstas no me detienen. —comentó con burla, logrando relajar a Brian levemente.

Hobbs sonrió, algo que a esas alturas le pareció imposible. —Sí, pero mejor que ellos no lo sepan.

A su lado, Mia enganchó su brazo con el de su hermana, comenzando a caminar hasta la salida de la corte. Las piernas de Addison estaban entumecidas a causa del medicamento y las horas en la misma posición, sin embargo ya no sentía dolor alguno en sus extremidades.

—Buscaremos un lugar cómodo para que descanses. —le explicó Mia con una sonrisa radiante, parecida a las que poseían las madres al ver a sus hijas.

Brian asintió de acuerdo con ella, y dejó un pequeño beso en su frente antes de alejarse unos cuantos pasos, asegurándole que le traería algo para comer y poder entretenerse.

Sus hermanos se sentaron uno a cada lado suyo sobre un cómodo sofá, mientras que Hobbs y Gisele iban a arreglar unos "asuntos" de los cuales no estaban enterados.

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