Capítulo 39 - ¿A quién mataste para conseguir estos carros?

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-Vamos, nena, no te portes mal...

El grupo entero miraba expectante como Tej terminaba de arreglar las huellas de Reyes sobre aquel papel especial. Se sentían ansiosos, después de todo, habían hecho un arduo trabajo para conseguir el dinero, y si Parker no lograba abrirla...

Addie se paró de su lugar junto a Brian cuando finalmente probó las huellas en el lector de palmas, compartiendo una mirada ansiosa en los silenciosos segundos que el mando se tomó para registrar las huellas.

La tensión se podía palpar en el aire, era un momento bastante emocionante. Fue como si todos aguantaran la respiración al mismo tiempo cuando Tej comenzó a abrir la compuerta, en un crudo silencio que podía poner a cualquiera nervioso.

Y cuando menos se dieron cuenta, millones y millones de dólares cayeron de golpe al suelo, ni bien la puerta de metal fue abierta.

Eso era todo, habían ganado.

Addie se rió sin poder creerlo, mientras Brian la abrazaba con una fuerza sofocante por la emoción. Roman parecía más sonriente que nunca. Tej se mostraba claramente orgulloso de su trabajo. Rico y Tego comenzaron a desvariar en su idioma, completamente euforicos. Y Han y Gisele ciertamente estaban emocionados, pero aquello no se reflejaba tanto en sus rostros.

Todo era felicidad y alegría, gritos entusiasmados resonaban en todo el lugar, siendo ligeramente ahogados por Danza Kuduro, cortesía de ambos latinos. Era un ambiente extenuante, y Addison se sentía increíble.

De verdad, parecía que todo saldría bien.
















~§~
















︎Caminando por las ajetreadas calles de Río de Janeiro, Rosa llevaba a Nico en brazos mientras volvían a su humilde casa. Sentía que las cosas serían más difíciles sin Vince entre ellos, y ciertamente aún le dolía, pero no podía hundirse en la nada teniendo a un pequeño al que cuidar.
No le sería tan difícil ser madre soltera, pues al ser Vince quien conseguía el dinero, muchas veces se la pasaba ella sola en el lugar.

Pero no era lo mismo.

Siempre sonriendo hacia su niño, intentando demostrarle que todo estaría bien, la morena abrió la puerta de su hogar, entrando de inmediato para poder dejar sus bolsas de compra.
No obstante, sus ojos se abrieron de par en par cuando encima de la mesa en su sala, una gran bolsa con una exagerada cantidad de dinero descansaba tranquilamente.

Sin dar a crédito de lo que estaba viendo, se acercó hasta el lugar a paso lento, tomando primero la hoja blanca de papel que descansaba encima del dinero.

"Para Rosa e Nico.
Vejo vocês logo.

Tio Dom, Mia y Addie."

Una sonrisa se extendió en su delicado rostro, y observó a su hijo completamente radiante, mostrándole la carta como si pudiera leerla.

Y aunque en ese instante el grupo entero se encontraba en un avión privado directo a Portugal, los hermanos Toretto se habían prometido visitar a la familia de su difunto amigo todas las veces que fuera posible, y encargarse de que nada les faltara. Era lo menos que podían hacer por ellos.

Sin duda alguna, viajar en avión era una de las experiencias favoritas de Addison, pero estando embarazada, aquello había cambiado notablemente. En especial cuando durante todo el vuelo había tenido todos los mareos y vómitos que no había tenido en las últimas dos semanas.

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