Capítulo 17 - ¡No es una cita, O'Conner!

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El ligero berrear de las aves despertó a Addie de su largo sueño, y se sintió confundida cuando algo debajo suyo se movió suavemente, subiendo y bajando a un ritmo constante. Varios malos recuerdos de noches de resaca llegaron a su cabeza cuando sintió un brazo apretarse en su cintura, sabiendo que no sería la primera vez que despertaría junto a alguien de quien no tenía idea.

Pero ella no había salido de fiesta, mucho menos bebido, por lo que se obligó a abrir sus ojos para saber quién la abrazaba con tanto cariño.

Su estómago se revolvió cuando observó el panorama.

Aún se encontraba en el taller de Dominic, recostada sobre el anticuado sofá. Pero no estaba sola. Brian estaba sentado con ella, durmiendo plácidamente a su lado. Un pequeño hilo de vergüenza la recorrió cuando notó lo juntos que se encontraban.

Ella había dormido prácticamente sobre su pecho, con sus piernas encima de las suyas, mientras el abrazaba dulcemente su cintura, con su otra mano descansando sobre su pierna. Una cálida manta los cubría a ambos, seguramente gracias a Dominic.

Y aún sabiendo lo incómodo que podría llegar a ser eso más adelante, no tuvo la fuerza suficiente para separarse de él, por lo que volvió a descansar su cabeza en su pecho, dejando que los pequeños latidos de su corazón la llevaran de nuevo al descanso.

No había notado lo mucho que extrañaba dormir así con él.












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Addison entró a la cocina con pereza, pues minutos antes su hermana había llegado a la casa y la despertó sin cuidado alguno. Por lo que ella tuvo que despertarse para encontrarse con Brian junto a ella, ambos incómodos por el hecho de que Mia los encontrara juntos.

Se dejó recaer en una silla, mientras su hermana le dejaba un plato con huevos, queso y tostadas delante suyo, acompañado de un humeante café negro.

—Dominic me dijo sobre lo que harán— comentó Mia, sirviéndole el mismo plato a Brian, el cual agradeció antes de comenzar a desayunar. —¿Estan seguros de que saldrá bien?

—No— respondió Addison. —Pero es más divertido si existe posibilidad de que muramos.

Aquel comentario no le causó ni pizca de gracia a su hermana, y lo dejó claro en su mirada. Addison rió con burla, para luego observar a su alrededor.

—¿No vino zanahorias? Y yo que tenía tantas ganas de verlo. —exclamó con falsa angustia.

Mia bufó. —No sé porqué lo odias tanto, tu a Leigh le caes bien.

Addison chistó. —Obviamente le caigo bien, a todo el mundo le caigo bien— contestó con ego, ganándose una mirada divertida de ambos hombres. —Pero eso es mentira, no me conoce como para determinar si le caigo bien o mal.

—Tu tampoco lo conoces.— contraatacó su hermana.

—Y no quiero hacerlo.— contestó.

La mayor suspiró con pesar. —Pues me gustaría que se llevaran bien— pidió, no recibiendo ninguna respuesta.

Siguieron desayunando en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos, hasta que Addison notó algo que la sacó de lugar.

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