Capítulo 34 - Somos familia, eso es lo que hacemos.

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Addison bufó con molestia mientras caminaba de un lado a otro.

—Explícame otra vez, ¿por qué tú estás aquí y no con el resto del equipo allanando la comisaría? —preguntó Tej con curiosidad. —He oído que Addison Toretto adora el peligro, y dudo que hayas cambiado eso por Brian. Pero desde que llegamos aquí, has faltado a cada misión que hemos tenido, ¿por qué?

Pero la castaña sólo pasó de él totalmente mientras continuaba moviéndose a cada esquina del lugar. Hace al menos una hora que tenía náuseas y no podía hacer nada para detenerlas o saciarlas.

—Oye... —una mano se posó suavemente sobre su hombro, obligándola a detener su caminata. Detrás suyo, Leigh la observaba con una auténtica sonrisa mientras le tendía un pequeño envoltorio. —Náuseas, ¿verdad? Ten. Cuando Mia estaba embarazada la doctora dijo que estos ayudaban a la acidez.

Con algo de duda, ella tomó el dulce que su cuñado le tendía, observando que este era de una marca totalmente desconocida. Sin embargo, acabó por llevarse el caramelo a la boca y disfrutar del sabor dulce y agrio.
En la situación en la que se encontraban, en los únicos que podían confiar era en la familia. Y aunque no le gustara admitirlo, Leigh ahora era parte de ella.

—Gracias— murmuró en voz baja, no muy segura de ser amable con el pelirrojo.

Con un pequeño asentimiento, el muchacho volvió a sentarse en la mesa enfrente de los monitores, seguramente matando el tiempo hasta que Mia y Jack volvieran de comprar.

Fue casi mágico el hecho de que en dos segundos cualquier malestar estomacal que tenía desapareció como si nada, dejándola sumamente agradecida con su cuñado por haberla ayudado. Aunque no iba a decirlo en voz alta.

El ruido de varios motores llamó su atención, a la vez que sus ojos captaban a cuatro patrullas entrar al establecimiento. Una sonrisa se plasmó en su rostro al ver que habían conseguido todos los autos sin problemas alguno.

Observó como Brian salía completamente sonriente del carro, intercambiando breves palabras con Dom para luego festejar junto a Pearce con emoción. Con curiosidad, se acercó hasta ellos para poder saber que lo tenía tan contento.

La sonrisa del rostro de Roman se desvaneció al instante. —Ese hombre de ahí, soltó el acelerador en la meta. —señaló al mayor, a unos metros de donde ellos estaban. —No hiciste nada, te dejó ganar.

El rubio rió incrédulo, mirando por donde Roman ahora se iba. —Mentira. —respondió sonriente.

Pero al ver la expresión seria de su amigo y de Han, su sonrisa acabó por desaparecer. Al notar a Addison a un lado, mirándolo con curiosidad, cambió su expresión a una neutral, intentando olvidar lo que su amigo había dicho.

—¿Qué sucedió? —preguntó ella.

Él infló levemente su pecho. —Sucede que finalmente le gané a Dom en una carrera.

Ante su respuesta, Addison se soltó a reír a carcajada suelta, como si aquello hubiese sido el mejor chiste de su vida. Al notar la seriedad en el rostro de su novio, se obligó a sí misma a mantenerse seria.

—Oh, cariño— respondió dulcemente, llevando sus manos a sus mejillas. —Claro que sí.

El tono que ella había usado se asemejaba al que un adulto utiliza cuando un niño dice algo sin sentido pero no quiere herir sus sentimientos. Pudo notar que sus palabras ciertamente ofendieron al rubio, por lo que rápidamente lo beso largamente, intentando que así no replicara.

Al separarse, ella cambió rápidamente de tema y revisó con su mirada el carro detrás de Brian.

—¿Fue extraño manejarlo?

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