Capítulo 33 - ¿Bonita noche?

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Una suave sensación recorrió el torso de Brian, y con cierta fatiga abrió sus ojos para encontrarse con su novia al lado suyo, moviendo sus dedos distraídamente sobre su pecho mientras estaba en sus pensamientos.

Jamás iba a cansarse de despertar así.

—Buenos días —murmuró en voz ronca.

Al oírlo Addison levanto inmediatamente la mirada, sintiendo su estómago estrujarse al escuchar aquella voz mañanera que tanto le gustaba.

—Buen día —respondió, con una burlona mirada en sus ojos. —¿Cómo te sientes?

Él hizo una evidente mueca. —Como si me hubiera atropellado un carro —dijo con molestia, pasando su mano por su rostro. —¿Me recuerdas exactamente qué pasó ayer?

Addie se reacomodó en su lugar, sentándose contra el respaldar de la cama mientras una sonrisa surcaba su rostro. —Bueno, Roman vino a buscarte...

—Agh, ya recordé.

Ella rió al verlo tan frustrado al recordar lo sucedido la noche anterior, y enterró sus dedos en su cuero cabelludo mientras el rubio maldecía sin pena alguna a su moreno amigo.

Luego de un largo rato, Addison acabó por levantarse, yendo aún en ropa interior a la cocina en busca de algo que desayunar.
No obstante, sus planes cambiaron rotundamente cuando Brian entró bajo el umbral de la puerta.

No sabía por qué, ni en qué momento sus pensamientos se dispersaron, pero en ese momento, justo delante suyo, Brian se veía más sensual que nunca.
Su corto cabello alborotado, sin pantalones, su camiseta apretando cada músculo de su torso, y su rostro recién despierto.

No era la primera vez que lo veía así, de hecho, aquella era la típica vista que tenía cada mañana.

Ciertamente, las hormonas la tenían bastante alborotada.

Se obligó a darse vuelta cuando él notó su intensa mirada sobre su cuerpo, y continuó buscando en las alacenas algo para poder comer.
Pero cada vez parecía empeorar, porque cuando él pasó por detrás suyo, posando momentáneamente sus manos en sus caderas para poder pasar, sintió un pequeño pinchazo entre sus piernas, y pronto sus mejillas se calentaron.

—Piensa en algo feo, piensa en algo feo... —susurró ella rápidamente.

Ambos debían volver al edificio y seguir intentando rebasar las cámaras de seguridad. Habían pasado días y aún no lograban pasar desapercibidos.
No tenía tiempo para hacer nada aquella mañana.

—¿Sucede algo?

Sentir su voz oscilando en su nuca la volvió a la realidad con brutalidad, y asintió velozmente mientras se separaba de él. Cada vez tenía menos autocontrol y sabía que en cualquier momento acabaría por tirarse encima suyo.

Brian miró confundida como ella lo evitaba, y caminó con cautela detrás suyo. —Add, ¿qué sucede? ¿Te sientes bien?

Veía como sus piernas temblaban muy ligeramente y su respiración se había acelerado con notabilidad. En la cabeza de Brian, lo único que pudo pensar es que no se encontraba bien debido al embarazo.

Intentando ignorar el golpeteo en su centro, Addie dejó el paquete de galletitas que tenía en manos sobre la mesa y miró al rubio lo más tranquila que pudo.

—Sucede... que tenemos media hora para irnos— comenzó ella.—, y tengo las hormonas a flor de piel.

Sus palabras se procesaron lentamente en la cabeza del rubio, y al ver que ella iba en serio no tardó en sonreír con burla. —Oh.

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