Capítulo 35 - Salud, mi familia.

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—Así la hace mi mamá, tranquilo.

Pero a Rico no le pareció que su madre fuera buena cocinera, pues la carne que estaba asando a la parrilla estaba más quemada de lo que debería.

Detrás de ellos, Han, Tej y Roman brindaban por lo que estaba por venir. —Por ti, hermano.

—Salud.

Roman sonrió más que contento. —Estamos en Brasil, la buena vida. —comentó radiante. —Pronto tendrás un poco más de once millones de dólares, mi amigo. ¿Qué harás con tu parte?

—¿Yo?— preguntó Tej, a lo que su amigo asintió. —Pensaba abrir un taller mecánico en casa. —respondió. —Uno donde la gente lleve sus autos sin que les roben.

El moreno lo miró confundido. —¿En serio? ¿Tu sueño es tener un trabajo cualquiera? Que estupidez. —exclamó en desacuerdo.

—Yo sé lo que haré con mi parte —comentó Rico caminando hasta la mesa, dejando el plato de la ya pasada carne sobre esta. —Le pagaré clases de cocina a mi amigo— propuso con burla.

Roman tomó el trozo de carne en sus manos, vislumbrando el trozo de comida quemada que el latino había servido. —Necesitarás más que dinero para cocinar bien. Está horrible.

Negado a probar aquel "manjar" —como Tego lo había nombrado—, Roman se levantó de su asiento para caminar hasta el mini bar que tenían en la instalación, tomando dos botellas más de cerveza Corona para luego acercarse hasta donde el rubio y su novia se encontraban charlando.

—Menos de veinticuatro horas para la celebración de nuestras vidas, necesitan otro trago —comentó con una gran sonrisa, pasándole una cerveza a cada uno de sus amigos.

Addison tomó la botella en sus manos y la dejó en la mesa de al lado. —No, estoy bien, gracias.

Roman levantó la botella hacia ella. —Oh, vamos. Salud.

—No puede. —respondió Brian, para dejarle en claro al moreno que no insistiera.

Aquello confundió bastante a su amigo. —¿De qué hablas?

—No puede.

No era la respuesta que esperaba. —¿Cómo que no puede? —volvió a preguntar.

Una pequeña sonrisa se instaló en el rostro de Brian, y bajó una de sus manos hasta el vientre de la castaña, pasando sus dedos con suavidad sobre este, dejando en claro al moreno a lo que se refería.

El rostro de Pearce se iluminó de inmediato. —¿Es en serio?

Addie sonrió encantada al notar su felicidad, y la de Brian al poder contarle a su amigo.

—¿Por eso lo dejaste ganar en los cuatrocientos metros? —preguntó directamente a Dominic, robándole una carcajada a su hermana.

El resto del grupo se acercó hasta donde Roman hacía su show, con curiosidad ante su explosión de emoción.

—Fue un obsequio por el bebé.

Brian negó ofendido. —Eso es mentira. Yo gané y lo sabes.

Tej se paró al lado del moreno. —Alto, alto, alto, un segundo. Entonces, ¿golpeó ese trasero o solamente lo manoseó?

El pequeño grupo de amigos se rió ante su comentario, acercándose hasta la pareja para poder felicitarla. Gisele pudo abrazar a su amiga, feliz de que finalmente ella estuviera contenta por la noticia, y ciertamente, también abrazó al rubio con alegría.

—Felicidades— susurró a su ahora amigo, para luego dejar que Han también lo abrazara.

—¿Cómo pudieron mantenerlo en secreto? Qué locura.

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