—Kaeton, ¿puedes venir un momento? —me llama el profesor Devine, de Teoría Mágica.
Me dirijo hacia su escritorio con mi bolso en el hombro, mientras que los demás se retiraban del salón. Aunque algunas chicas deseaban quedarse un rato para hablar con él. Claramente, es uno de los profesores más populares de la academia por tener un aspecto joven, a pesar de ser bastante mayor que nosotros. Además, destaca bastante por su larga y pelirroja cabellera, y por ser bastante confiable, aunque no estoy seguro de ello. Mayormente me llama por su preocupación por mis notas. Como si me importara.
Cuando no hay nadie en el aula, más que nosotros, se sienta detrás de su escritorio mirándome con una leve sonrisa. Creo saber el porqué me llamó.
—El profesor Fielder me comentó que realizaste un excelente trabajo en el primer proyecto que han presentado —menciona con una voz suave y tranquila. Aquí vamos de nuevo. —Obtuviste una nota muy alta, a comparación de tus otras materias. ¿Desea trabajar en ese rubro? Es una profesión un tanto peligrosa, pero...
—Profesor —interrumpo, —ya le mencioné que no quiero estar más en la academia. Usted sabe el cómo entré aquí, pero a pesar de las insistencias, mi nivel, a comparación de los demás, es demasiado bajo. Solo espero que me expulsen.
—Entonces, ¿cuál fue su motivo para realizar este proyecto? —cuestiona mirando sobre sus lentes parecidos a los míos antes de acomodarlos. —Me sorprendió que esta vez sí haya aplicado.
—Quiero irme de la academia, pero no por eso tengo que arrastrar a otra persona que sí desea quedarse —respondo encogiéndome de hombros. Básicamente, he hecho eso.
—Habla de su compañero Leitch, ¿no? —se detiene un momento. —Es mi mejor estudiante de teoría, sin embargo, no posee maná. Por lo que ha tenido dificultades en obtener ciertas notas —y se queda en silencio observándome. ¿Estará planeando algo? —Él es la segunda razón del porqué lo llamé. Necesita un compañero de proyectos que lo ayude con su deficiencia.
—Entonces, ¿quiere que sea su ratón de Transmutación?
—Puede decirlo así. Pero, usted es el que tiene que aceptar el trato —comenta. —Además, tal vez pueda ayudarle con la solicitud de retiro cuando complete las notas faltantes.
Eso estaría bien, pero ya me he involucrado bastante con Elian. Astrid lo tiene en la mira, así que es cuestión de tiempo para que haga algo. Por otro lado, están estos sentimientos que surgieron al estar cerca de él que quiero eliminar. Ni siquiera quiero pensar en ello.
—Todo es cuestión de que acepte el trato —agrega.
Se queda observando, esperando alguna respuesta. Mi cabeza parece una tormenta en la que la lluvia y el viento compiten por saber cuál es el más fuerte. Es bastante conveniente de que el profesor me haga esta propuesta. Podré salir de esta academia, a través de un precio, ayudar a Elian. Si es que la voz de mi hermana no rondara diciendo que tenía un plan involucrándolo, tal vez lo aceptaría. Sería mi pase para ser libre de esta cadena. Sin embargo, si me involucro ahora con él, ¿quién sabe qué cosas malas podrían pasar?
—Profesor, ¿me llamó? —interrumpe la voz de Elian en el salón.
Está en la puerta abrazando su cuaderno como siempre. No se atreve a entrar, temeroso al notar mi presencia. Nuestras miradas chocan, pero, él la desvía a otro lado inmediatamente. Está fingiendo no haberme visto, siento nuevamente un vacío en mi pecho, pero, creo que está bien. Vuelvo a mirar al profesor, quien aún esperaba alguna respuesta. No puedo, no puedo aceptar o negar por ahora.
—Lo pensaré —murmuro solo para que el profesor me escuche.
Me retiro y Elian entra. Sabía que de todas maneras nos íbamos a cruzar en algún momento; sin embargo, no sé cómo deshacerme de esta sensación extraña que me hace querer acercarme. Por un segundo, él se detiene levantando la mirada e hizo amago de saludarme levantando la mano, pero cierra su mano en un puño desistiendo. Paso por su lado ignorándolo, demostrando que somos unos completos desconocidos y salgo del salón.
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Once in the Red Moon
FantasyEn la antigua ciudad de Elstow, Askar, un chico de mucho poder, siempre pensó que la vida era aburrida, llena de expectativas que le era imposible alcanzar. Y al no tener sueños, simplemente vivía bajo la sombra de su hermana. Nunca se le ocurrió qu...
