CAPÍTULO 20: Memorias y culpa (parte 2)

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|Elian|

¿Qué puedo decir de Askar? 

En verdad, fue una gran suerte el que me agrupen con él en el primer proyecto. Aunque fue bastante difícil acercarme, en un primer momento. Pensé que estaba dispuesto a realizar el trabajo, ya que no me alejó ni se alejó cuando le pedí reunirse conmigo. Sin embargo, al ver que me dejaba plantado, tuve que actuar. Era mi única oportunidad que tenía para poder tener la primera nota que necesitaba. Así que, a pesar del miedo que sentía, agarré coraje y me enfrenté a él. Bueno, no sin antes de recoger cierta información. 

Por parte del profesor Devine, me enteré de que tenía un exceso de maná, por lo que no podía realizar los hechizos correctamente. Me dedique a buscar cada libro sobre ese tema y lo registré en el Tomo 23 de mi cuaderno. Lo busqué por cada rincón de la academia solo para hacerle entender de que quería ayudarlo, pero siempre se me escapaba. De todas maneras, logré hablar con él e hicimos la promesa silenciosa de no volvernos a ver después de que termináramos el proyecto.

Cuando empecé a conocerlo, me di cuenta de que era bastante similar a Astrid físicamente, pero más serio y amargo, como si no quisiera revelar sus sentimientos. Aún así, al ver cómo experimentaba la magia, se veía como un niño descubriendo el mundo. Sus ojos brillaban cada vez que lograba algo y con alegría lo felicitaba, ya que no era solo su logro, sino que era también un mérito mío como un paso más hacia la enseñanza. 

Además, me divertía el cómo actuaba tímido por expresar sus emociones. Sin embargo, lo que no me había dado cuenta era que esas alegrías me daban esperanzas de que esa promesa silenciosa se desechara y continuara conmigo. Claro que, tiempo después, fue así, pero en ese momento cuando nos separamos, fue como el cristal donde guardaba esa promesa, se rompiera. Nunca pensé que la soledad me afectara tanto luego de separarnos. Pensé que todo iba a ser normal, pero algo me llamaba a recuperar esa amistad. Así que, con el apoyo de Sean, me animé a acercarme a él de nuevo. No por un trabajo, sino por él.

Por otro lado, me sorprendí cuando me mencionó que era el hermano de la persona que más admiraba, la persona que me gustaba. Sin embargo, Askar me contó sobre la otra cara de Astrid, un lado dañino y peligroso. Desde un principio, le di la razón por todo lo que me contaba. Él la conoce mejor que yo, debería hacer caso a sus recomendaciones, debería haberme alejado de ella, debería ignorar mis sentimientos por ella, pero estos estaban tan arraigados en mí, formando una fantasía de que la podría cambiar, de que ella iba a ser mejor. Pero, mi admiración nunca se fue, los sentimientos permanecieron, su primera imagen era la única que aparecía en mi cabeza. Nunca pensé que eso iba a condenarme. 

Aún recuerdo el momento en que Askar me salvó. Debía de haber esperado, pero hice caso a gente desconocida y burlona. Entré a un lugar peligroso, donde, coincidentemente, me encontré con algunos compañeros de la escuela elemental. Avisaron que era un marlow y empezaron a atacarme, para sentirse más poderosos de lo que ya son. Volví a la escuela elemental. El sentimiento de soledad y miedo se manifestaban en mi ser y me recordaban lo vulnerable que era, lo frágil que era. Recordé esos momentos en los que mi vida pudo haber corrido peligro. Las heridas, los golpes, las cicatrices que se quedaron en el pasado, siempre me hacían recordar cada mañana, cada momento, el sufrimiento de ser un marlow. Pero, ahora eran más. Ya no sé cuántas hay en mi cuerpo.

Por suerte, Askar llegó a tiempo. Me sorprendió que estaba muy molesto con los demás, y conmigo por no esperarlo, aunque se veía preocupado al notar mis heridas. De alguna manera, sentí que le importaba y me consideraba su amigo. Incluso, fue tan amable que empezó a prestar atención en clase con el único objetivo de que me pusiera al día. Fue demasiado lindo de su parte. Pero, Sean, no creía del todo sus acciones, y apagó mis ilusiones cuando hizo que Askar mencionara sobre el trato que hizo con el profesor. Claramente, me sentí muy incómodo, quería saber sus intenciones, si en verdad me consideraba como un amigo o no. Me sentí más tranquilo al saber lo que en verdad pasaba en su cabeza. Él solo quería creer en alguien, tener un amigo. Estaba halagado de ser esa persona, sin embargo, a pesar de hacernos más cercanos, empecé a tener nuevos miedos.

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