—Siguiente —dice la señora de la cafetería.
Avanzo. Me sirve la comida que había sin darme la oportunidad de escoger, como siempre, y me dirijo a la mesa de todos los días.
De alguna manera, los días se han vuelto más "normales", aunque sigo repitiendo la misma rutina que armé con Elian. Además de que aún no sale él de mi cabeza, sobre todo cuando estamos en clase. Al sentarme en las últimas filas del aula, puedo ver lo que hacen los demás claramente, especialmente al castaño de pecas que siempre se sienta en la primera fila. Mayormente me distraigo con algún libro que encuentro en la biblioteca; sin embargo, cuando lo escucho hacer una pregunta, o dar una respuesta al profesor, automáticamente mi mirada se levanta para observarlo. Después de todo, son las únicas veces que tengo la oportunidad de verlo, para luego ignorarlo por el resto del día.
—Atum, —pregunta alguien interrumpiendo mi almuerzo, —¿está vacío?
Levanto la mirada y me encuentro con el amigo de Elian, frente mío. ¿Qué le puedo responder? Seguramente él vendrá a acompañarlo. Lo podré ver de nuevo. Lo podré ver de nuevo, y quizá sea como aquellos días en las que platicábamos sobre mis avances en la magia, o los suyos en la investigación. No. Esa es una simple fantasía. Nunca será igual que antes. Pero, podría intentar acercarme de nuevo, poco a poco, ¿no? De todos modos, su presencia me es cómoda.
Asiento con la cabeza, sin decir palabra alguna, y de paso, trataba de buscarlo con los ojos. Cuando él se sienta al otro lado de la mesa, veo su silueta aproximarse y me centro en mi comida. Acercarme poco a poco no significa que lo salude como si nada hubiera pasado entre nosotros, ¿cierto?
—Sean —saluda Elian llegando a la mesa y se sienta frente suyo.
Es probable que me haya notado, sin embargo, el que me ignore significa que está cumpliendo con lo prometido. Claro que me gustaría hablar de nuevo con él, pero aún no estoy seguro de lo que vaya a pasar. Así que está bien. Por otra parte, escucho unos cuantos murmullos por parte de ellos y percibo ciertas miradas que van y vienen cada segundo. Seguramente estén discutiendo sobre algo. Creo que estoy aquí de más.
—A-atum... —escucho por parte de Elian en un tono bajo y tímido.
¿Ese saludo era para mí? No... no puede ser. Debe ser mi imaginación, si me ha estado ignorando todo este tiempo. Pensé que podríamos seguir distanciados un poco más para luego, cuando esté seguro de que Astrid no lo va a involucrar en algo peligroso, podamos empezar de nuevo. Me levanto dejando mi plato vacío en la mesa, recojo mis cosas y me voy. ¿Debería despedirme? Después de debatir conmigo mismo un rato, volteo dispuesto a despedirme.
—Ha-hasta... —, y me doy cuenta que ya estaba fuera, —...luego.
Por el resto del día, me limito a evitarlo. En la siguiente clase, me dirigió una mirada para saludarme, pero escondí mi rostro. Cuando esta termina, esperó a que los demás salieran para intentar de nuevo, lo ignoré y salí escondiéndome entre los demás. Unas cuantas veces nos chocamos por los pasillos, él estaba solo, abrazando su cuaderno como si buscara algo con la mirada. ¿Era a mí?, me preguntaba, aunque a la vez me volteaba al notar su presencia.
¿Por qué de repente quiere hablar conmigo? Estoy tratando de alejarme para no meterlo en problemas, pero cada vez que lo encuentro es como una tormenta de recuerdos en la que me gustaría permanecer fuera de casa y disfrutar de la lluvia. Mierda. En serio quiero que todo vuelva a ser como ese sueño, en la cual no me importaba mucho lo que sucedería en el futuro.
Sé que voy a arrepentirme de esto.
Camino sobre mis pasos buscándolo. Esta gota de gallardía me debe durar para nuestro nuevo encuentro. ¿Cómo reaccionará al ver que quiero volver ser su amigo? ¿Podré estar más tiempo con él, como antes? ¿O esta pequeña llama solo servirá para esta vez? Cualquiera que fuera el caso sé que volveré a ver esa sonrisa que ilumina mi oscuro camino.
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Once in the Red Moon
FantasíaEn la antigua ciudad de Elstow, Askar, un chico de mucho poder, siempre pensó que la vida era aburrida, llena de expectativas que le era imposible alcanzar. Y al no tener sueños, simplemente vivía bajo la sombra de su hermana. Nunca se le ocurrió qu...