CAPÍTULO 10: Cuaderno nuevo

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—Fue bastante imprudente de tu parte ir ahí —le llamo la atención manteniendo la voz seria.

—Je, je. Lo siento —responde Elian con una avergonzada sonrisa. —No sabía qué era ese lugar, así que simplemente los seguí.

Me gustaría molestarme con él, pero no puedo. Con las heridas que tiene, creo que son lo suficiente para poder comprender que no debe hacer mucho caso a su curiosidad. Con esto he comprobado que es bastante peligrosa. Además, me siento un poco responsable de esto. Si tan solo me hubiera negado al profesor en ayudarlo e ir directamente hacia el lugar acordado, tal vez él no estaría en cama. Hace un mes, él curaba mis heridas; ahora, me toca cuidar de él.

—Pero, ¿por qué te llamaban "líder"? —interroga curioso tratando de sentarse en la cama.

—No te muevas —advierto serio y le ayudo a acomodar su almohada.

Él rueda los ojos como si fuera divertido verme así de inquieto. ¿Es tan extraño verme así? Bueno, tampoco es que pueda negarme estar tan preocupado por él. Después de todo, las heridas que vi en él son naturalmente inquietantes. 

—¿Askar? —me llama sacándome de mis pensamientos.

Desvío la mirada y agarro la silla que utilizó Kalia anteriormente, para sentarme en ella con el espaldar a mi lado izquierdo. No sé si decirle todo o solo una parte, pero creo que al saber sobre su pasado, también debe saber algo del mío.

—Si es difícil decirlo... —empieza a decir.

—No, está bien —le interrumpo aceptando responder su pregunta. —En mi último año de la escuela elemental, hubo un "accidente" en la que unos compañeros de clase salieron lastimados por mi culpa —cuento. —Unos chicos de la academia habían visitado la escuela ese día, y vieron esa explosión que realicé; por lo que me invitaron a participar en los duelos del Hueco. Empezaron a retarme, y yo aceptaba porque no tenía más que hacer. Solo levantaba mi mano y los demás salían por los aires.

—¿Y tu maná? ¿No era cansado? —cuestiona curioso.

Niego con la cabeza.

—Solo realizaba un duelo por día —respondo. —Me sentía bastante agotado, además de que los otros no eran los únicos lastimados.

—¿Es por eso que tienes las manos ásperas?

—Sí... Bueno, fue bastante rápida la popularidad que obtuve en ese lugar—menciono. —Y unos chicos empezaron a incitar al líder a que hagamos un duelo entre los dos. La verdad, no quería aceptar debido a que no me interesa medir mi fuerza, o ser el "líder", o cualquier cosa relacionada a las peleas. Pero, lo hice —. Mantengo mi mirada baja recordando los sucesos de esa tarde. —En el momento del duelo, me rendí, cosa que no le agradó al tipo y empezó a atacarme. Escuché los insultos de los que lo apoyaban y los que "me apoyaban". Traté de controlarme, pero sentí una gran furia y exploté hiriendo gravemente al que se supone era mi rival.

—Convirtiéndote así, en el nuevo líder —menciona Elian.

—Me mantuve ahí por unos cuantos meses y me decidí no volver —agrego. —Sin embargo, como unos cuantos también están en la academia, me insistieron volver. Incluso, hubo un tiempo en el que falté a clases para evitarlos, más que por no querer estudiar magia. Hasta que me "dejaron en paz", por así decirlo.

—Es por eso que conoces varios escondites —infiere.

Asiento tratando de evitar ser captado por su mirada. Es difícil no sentir un poco de vergüenza por haber escapado así cuando nos conocimos. Pero, me pregunto cómo hubiera sido si aceptaba trabajar con él desde el principio. ¿Confiaría aún más en él como para contarle todo mi pasado, el porqué de mi actitud, o la razón de que no tenga amigos más que solo él? Bueno, si es que lo considerara como un amigo. Aún no me explico sobre esa confianza extraña que de él emana.

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora