CAPÍTULO 16: Bajo las estrellas

30 8 13
                                        


—Entonces, ¿cómo les fue? —pregunta Kalia refiriéndose a lo del teatro, mientras sacaba unas galletas del horno.

—Estuvo bien, supongo —respondo sintiendo algo de calor en mis mejillas, mientras dejo de amasar la masa —¿Dónde dejaste la esencia de valli?

—Creo que en el estante de arriba —indica. —Bien... estas no salieron tan mal —comenta dejando la bandeja de galletas. —En serio, dime qué pasó. ¿Logró calmarse? ¿Te dijo algo sobre lo que está pasando?

Niego con la cabeza mientras busco el frasco. Estamos haciendo galletas para su hermano mayor y su amigo, quienes vendrán mañana. La señora Odeth se había ido a dormir temprano, dejando a Kalia sola con todo el desorden que había en la cocina. Ella es muy mala para la repostería, es por eso que me pidió ayuda.

—Digamos que se calmó un poco, pero sigue con sus ojos llorosos —menciono mientras busco el frasco. —Me dijo un poco sobre lo que siente y piensa, sin embargo, no sé lo que realmente pasa en su cabeza. Pensé que él confiaba en mí, pero...

—No hace nada para demostrarlo —resopla rodando los ojos. —Te acostumbrarás. Siempre ha sido de las personas que ocultan todo para sí mismos —agrega. —¿Aún no lo encuentras? —pregunta refiriéndose al frasco.

Niego y ella lo atrae con un hechizo. Hubiera hecho eso desde un principio, pero aún no me he acostumbrado a utilizarlo. Ella empieza a reírse un poco entregándome el frasco y pongo unas gotas en la masa que estaba preparando.

—Es increíble lo mucho que haz cambiado —comenta mientras pone otra bandeja de galletas. Hasta ahora, no sé cuantas debemos de hacer. Hay algo de masa todavía. —Supongo que ya lo aclaraste, ¿no?

—¿Qué cosa?

—Tus sentimientos por mi hermano —aclara.

Mi rostro se enrojece y continúo amasando la mezcla tratando de concentrarme. Ella se ríe un poco dando unas palmadas sobre mi hombro izquierdo, antes de sentarse en una de las sillas del frente.

—Oh... ¿Acerté, no? —hace una sonrisa confiada a la vez que se burlaba. —Sabes, pensaba que te empezó a gustar desde el principio. ¿No te atrapé cuando lo ibas a besar?

—No lo besé, ni iba besarle —murmuro.

—Por lo menos pensaste que era lindo —señala. No puedo negarlo ni aceptarlo. Todo era bastante confuso en ese tiempo. —Y, me sorprendiste mucho cuando te quedaste para cuidarlo. De alguna manera supe que había algo más ahí, cosa que lo confirmé cuando me mencionaste sobre esos "síntomas" de amor —resalta burlándose. —Además, creo que también le gustas.

—No lo sé —respondo inseguro mientras aplano la masa y empiezo a cortarla con los moldes. —Cuando hablamos me dijo que no comprendía ese tipo de sentimientos, pero que quería aprender —comento distraído.

—¿Te lo dijo como si no fuera nada o te miró a los ojos decidido? —pregunta inmediatamente.

—Lo segundo...

Ella empieza a gritar con la boca cerrada y lo más bajo posible para no despertar a la señora Odeth. ¿Qué tipo de reacción es esa? ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué se emociona tanto?

—Para mí eso suena como una declaración —señala. —Sabía que el comprar ese libro solo era el primer paso —se limpia una lágrima imaginaria.

—¿Qué? ¿Qué libro? ¿Y a qué te refieres con "declaración"? —cuestiono aún con toda la cara roja.

—Me refiero a que tiene sentimientos por ti, idiota —contesta emocionada. —Él me pidió leerle un libro, Gorriones. Me mencionó que era tu favorito y que quería leerlo, pero se le dificultaba porque se dormía con tal leer los primeros versos. Tenía mucho trabajo en ese tiempo, así que no pude leerle. Seguramente está por algún lado de su biblioteca —menciona. —Además, creo que por eso aceptó ir al teatro, para conocer más sobre tus gustos.

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora