CAPÍTULO 14: Una mala noticia

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La profesora Wilkins de Rituales nos pide que pasemos al frente para explicar el ritual que nos había encargado la semana pasada, como proyecto de este mes. Nuevamente, somos el último grupo y como la metodología de evaluación de la profesora es muy diferente al de los anteriores, Elian estaba algo inquieto, a lo largo del mes, por saber qué ritual nos iba a tocar. Sin embargo, se entretenía estudiando otros temas similares, tratando de adivinar qué nos tocaba.

Por mi parte, fue un mes bastante extraño. He estado tratando de analizar estos sentimientos que tengo hacia él, sobre todo ayudándome de todo tipo de novelas, desde tragedia a comedia, romance y aventura, vida cotidiana o misterios, y todos ellos tenían la misma conclusión. Todos decían algo parecido: "me gustas", "te amo", "estoy enamorado", y también deseaba rendirme ante esas palabras, pero las dudas y los malos resultados que leía, me hacen resistir a reconocer esos sentimientos. Además, tengo miedo de que estos puedan arruinar lo que tenemos ahora. Si yo estoy confundido, él lo estará más.

Nos dirigimos a la mesa de exhibición de la profesora. Los materiales que necesitábamos ya estaban en la mesa, así que no debíamos llevar nada. Elian está con la cabeza baja y sus mejillas acaloradas. El miedo de fallar siempre le invade cuando es observado por otras personas, aunque en la práctica siempre lo ha hecho bien sin alguna pizca de temor. Pero, lo entiendo. A partir de esto, va a exponer sus conocimientos sobre la magia, y sabe que es vulnerable a la crítica de los demás.

—Bien... —susurra nervioso queriendo empezar.

Mira a los demás. Algunos del fondo se estaban riendo discretamente, seguramente pensando que sería imposible que él sepa algo. Sé que sus burlas pararán cuando él empiece, pero si no se callan, lo haré explotar yo mismo. Sin embargo, la mirada más atenta a nosotros, estaba cerca de ellos, Astrid. Sentada como si fuera la emperatriz de la escuela, confiada y expectante. Estoy seguro de que ella espera un gran fallo por parte mía; pero, no le debo prestar atención, sino a Elian, quien estaba dudando en realizar o no el ritual.

—¿Qué pasa? —pregunto en un susurro.

—No... puedo hacerlo. Me olvidé todo —menciona preocupado.

—Lo haz hecho un montón de veces, te lo sabes al derecho y al revés —lo trato de animar. —Confío que lo harás bien.

—¿Pasó algo? —cuestiona la profesora.

—No es nada. Ya vamos a empezar —respondo antes que Elian. —Solo imagina que estamos practicando en tu habitación, y si lo necesitas, mírame a mí —susurro.

Me mira de reojo con una leve sonrisa. Respira profundo y mira a la profesora. Ella con sus ojos saltones y pluma en mano cerca de la hoja de clasificación, estaba atenta a los pequeños movimientos que hiciéramos. Aunque sea muy comprensiva, es de los profesores más exigentes y ejerce una presión bastante intensa en este tipo de proyectos. Varios de los grupos anteriores fallaron gracias a su mirada.

—Para el ritual de cerrojo necesitamos unos cuantos elementos —empieza a hablar como si me estuviera enseñando de nuevo. —Una pluma, un pergamino, una caja con cerrojo con su respectiva llave y el objeto que se desea guardar. —Agarra la pluma. —Primero hacemos el círculo que consiste en...

Con cada indicación que realiza, no solo relaja la mirada de la profesora, sino también, capta la atención de los alumnos más desinteresados. Mientras va explicando, la sonrisa de Elian se vuelve más cálida y sus ojos se iluminan como estrellas. Nos ha llevado a su mundo, demostrando que el no tener magia fuera un simple error, aunque a veces requería de mi ayuda. Al terminar, la profesora pide a un alumno al azar para comprobar con la copia de la llave que no se ha utilizado. Efectivamente, no se abrió, hasta que se utilizó la llave correcta. La profesora asiente con una sonrisa, pero antes de que ella dijera algo, Elian interviene.

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora