EXTRA: No me falta

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—Yo... lo siento, en verdad... no me gustas —me dijo Grifften cuando la luna roja se reveló sobre nuestras cabezas. —Pensé que sí, pero en realidad me llamaste la atención por ser parte de un aquelarre. —Quería llorar, pero no debía mostrar alguna debilidad. Sé firme, tú misma ya lo sospechabas. —Tú misma sabes que mi familia no tiene una buena posición y quiero sacarla de esa zona tan peligrosa, así que pensé en ti...

Ya no podía escuchar más. No podía escuchar más su rechazo a mi declaración. Confié en él, pero siempre, simplemente me vio como una oportunidad para salir de su propia situación sin importarle algo mis sentimientos. Mi corazón se estrujó y se prometió así mismo no enamorarse de nuevo, pero como siempre, el corazón es débil, demasiado débil.

—¿En serio crías que ella me gusta? —rió aquella chica que yo admiraba y creía que tendría algún sentimiento por mí. —En realidad, me gusta su hermano, ¿lo has visto?

—Es cierto, es bastante atractivo y tiene buena reputación, pero está comprometido —comentó su amiga.

—¿Y? Los chicos son fáciles —se encogió de hombros. —Yo también tengo buena reputación, además le convendría mucho unirse a mi aquelarre.

Me retiré del lugar y reí de mi propia decepción. Cuando ella se me acercó de nuevo para almorzar juntas, me reí de ella sin decir algo y me retiré. Yo sabía los verdaderos sentimientos de Mael y de su prometida, en ese entonces. Ellos tenían en su corazón a otras personas y lograron estar con ellas, aunque un poco más tarde de lo normal. Inclusive, Elian encontró a alguien a pesar de su propia situación. ¿Por qué el destino no desea que yo no encuentre a ese alguien? ¿Por qué Edhel no me da esa suerte, esa alegría?

—Eso significa que aún lo quieres —inferí luego de escuchar todo lo que planeaba Askar.

Él asintió con la cabeza, algo tímido pero seguro de su respuesta. Estaba y estoy tan feliz por ellos dos. Ambos se aceptaron entre sí y se ayudan a ser mejor. Me hubiera gustado tener algo así en esa edad; sin embargo, mis desgracias no paraban. Aun recuerdo cómo en momentos antes de que Askar llegara a mi botica para preguntar por unos síntomas tan... increíbles, llegó ese primer chico que me llamó la atención, pero me negó esa felicidad y empezó con mi desgracia.

Atem, Kalia —saludó con tranquilidad.

Al verlo, quería mandarle un hechizo para expulsarle del lugar, pero no podía por cuestiones de trabajo. No era mi botica, después de todo. Además, por propia ética tenía que estar dispuesta a responder sus molestias. Simplemente, respiré hondo para enfrentar ese pasado que aún no superaba.

—¿Se te ofrece algo? —pregunté sin muchos ánimos.

—¿Cómo... has estado? —Por su voz, se notaba algo incómodo. Seguramente, no quería venir, pero vino.

Levanté una ceja al no entender su pregunta. ¿Por qué quería saber?

—Estoy trabajando, si no necesitas nada, puedes retirarte, Grifften —respondí seriamente.

No quería involucrarme de nuevo con él, obviamente, pero parecía que no captaba el mensaje. Esperé a que retirara, pero se quedó ahí y sacó algo de su bolso. Una carta. La extendió hacia mí.

—Es de mi boda, estás invitada —explicó.

—¿Y por qué quieres invitarme a tu boda? —me reí sarcásticamente. —¿Acaso no recuerdas esa vez?

—Por eso quiero invitarte, porque me abriste los ojos —explicó tan calmado, como si no hubiera pasado algo entre nosotros. —Entendí que no estaba siendo sensible contigo, no debería haberte pedido a que salieras conmigo en ese tiempo...

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora