CAPÍTULO 18: Ayuda

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—Askar —me llama Sean, acercándose. —¿Qué pasó?

¿Por qué estaba con ella? ¿Lo estará amenazando? No me sorprendería. Es manipuladora y es capaz de utilizar a los demás como un medio para conseguir lo que en realidad quiere. Además, por sus ojos sé que no se siente bien estar a su lado. Pero, ¿a qué se refería con lo último? ¿Por qué cree que no podré cuidarlo? ¿Qué es lo que está pasando en realidad? ¿Acaso le pediste ayuda a ella? ¿Qué es lo que puede hacer ella que yo no? ¿O acaso esas palabras son verdad?

—No pasa nada —desvío la mirada. —Me tengo que ir.

Él no confía en mí. ¿Por qué yo debería confiar en él? Después de todo, no me necesita, tiene a Astrid. Ella le puede ayudar en lo que él quiere, por eso la buscó. Es mucho más poderosa que yo, tiene más conocimientos, es mucho más hábil en la magia. Soy un total inútil, un desastre, a comparación de ella. Sé que no le gusta, realmente, pero, ¿por qué no puedo deshacer el dolor que me provoca al verlo con ella? Sé que lo que siento no son celos, pero aún así duele. 

—¡Askar! —me llama Sean de nuevo agarrándome el brazo. —¿Con quién estaba?

—Estaba con... Astrid —musito con cierto amargor en mi boca. Quiero vomitar con solo pronunciar su nombre. —Está bien que esté con ella, ¿no? Es la mejor opción, ¿cierto? Es mejor que yo en todo. Además... él me... odia.

Me pica la garganta, mi cabeza me duele. No quiero pensar ni recordar esa escena con él siguiéndole. Pero, me preocupa. Su rostro estaba triste, quería abrazarlo, compartir con su dolor, demostrarle que no estaba solo. ¿Por qué pienso una y otra vez en esa escena tan dolorosa para mí? Este sentimiento es muy parecido al que tuve alguna vez en el pasado. Pensé que ya lo había olvidado.

—Debe de haber algún motivo —comenta Sean en un tono monótono.

—Pero, ¡¿cuál sería?! —pregunto alterándome. —¿Por qué no nos quiere contar nada de lo que le sucede? ¿Por qué confía más en ella que en mí... que en nosotros? —protesto. —Ella le está haciendo daño.

—Askar, tranquilízate.

—No, Sean. No puedo —declaro. —Sabía desde un principio que no debía de involucrarme con él más allá que solo el proyecto —mi voz se rompe. —Mi cabeza es un desastre gracias a él.

Me safo de su agarre y me alejo. No quiero que nadie me vea así. Me siento débil, vulnerable. Todos mis esfuerzos fueron en vano. ¿Hubiera sido mejor para mí si lo abandonaba desde un principio?

—De todas maneras, ¿lo harías de nuevo, no? —pregunta el castaño. —Si él te pide ayuda, ¿irías corriendo hacia él?

—Yo... ya no lo sé. 

Recojo mis cosas y me largo de ahí. Estoy cansado, será mejor que vaya a casa. Solo siento el viento frío de la temporada, tan frío como los sentimientos de Elian hacia mí. Al igual que el rocío que baja por mis mejillas, un rocío tan fino e imperceptible provocado por las dudas y dulces recuerdos, agujas que me hieren el alma.

—Askar —escucho la voz conocida de una niña a lo lejos.

Al voltear, veo a Raissa corriendo hacia mí, pero al verme mejor se detiene. Owen está tras ella. Simplemente, no les hago mucho caso y entro a casa. Cerca de las escaleras, dejo mis cosas en el suelo, subo al baño y lavo mi cara. El espejo muestra mechones de mi cabello mojado pegándose a mi rostro, cubriendo un poco mis ojos algo rojos, recordándome su mirada. Elian, ¿por qué me haces sentir tan inútil?

Me rindo ante mis lágrimas silenciosas que brotaban de mis ojos, voy a mi habitación, cierro la puerta y me tiro a mi cama. Abrazo a mi almohada como un niño, como la primera vez que me golpeó mi madre, el cual sucedió unos días después de que mi padre había muerto. Me había llamado "inútil". Que irónico, ahora me siento así. Todo lo que me queda es sacar este dolor a través del llanto e imaginarme que es Elian quien me calma acariciándome el cabello, dándome un pequeño beso a mi frente diciéndome "todo está bien, solo es un mal sueño". Me siento estúpido estar pensando algo como eso. Soy solo un idiota encerrado en un cuarto oscuro, llorando por un amor no correspondido.

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora